21 de Noviembre de 2024

LOS HIJOS DEL SOL

Tal como lo hacían sus ancestros olmecas y populucas, habitantes de la sierra recuperan cultivos tradicionales del maíz olotillo que desde los antepasados había dado origen a la leyenda de Homshuk, la deidad de las mazorcas

Elizabeth Aviña

Coatzacoalcos

Alumnos de la facultad de Gestión Intercultural para el Desarrollo de la Universidad Veracruzana (UV) campus Huazuntlán, sembraron una parcela experimental de maíz nativo u olotillo que está en peligro de extinción, con la intención de preservar los saberes tradicionales de la zona serrana en el sur del estado.

El gestor académico, profesor René Hernández Ruíz, relató que son 50 metros de tierra los que fueron utilizados para esta parcela que además es una milpa diversificada.

La intención es que los alumnos puedan, por una parte, darse cuenta que el maíz es importante para la alimentación de las familias indígenas porque la tortilla es básica, y por otro conservar las tradiciones de esa zona.

“Se le llama maíz nativo, olotillo o chaparro, es una especie en peligro de extinción sobre todo porque ahorita hay mucha variedad de transgénicos en la región. Además entre la milpa sembramos frijol, chile, cilantro y así se hará una milpa diversificada, quisimos experimentar con dos tareas en 50 metros cuadrados”, reveló.

La diferencia entre el maíz nativo y el transgénico, es que el maíz nativo es más rentable en términos de durabilidad, este puede estar guardado por más de 10 años en tu casa y no se picará aunado a que las propiedades son mejores para la salud; mientras que un maíz hibrido o transgénico durará seis meses y dará consecuencias al organismo.

El profesor indicó que con más frecuencia se sabe de un aumento de enfermedades como cáncer, diabetes, entre otras, que son por el consumo de estas semillas (transgénicas) y hasta deformaciones en la procreación de niños.

Otro de los objetivos es ver que con esta parcela se pueden implementar saberes tradicionales pues la idea es no introducir agroquímicos ni pesticidas.

“En la malla curricular llevamos una experiencia educativa que se llama desarrollo sustentable y agroecología, así los alumnos sabrán hacer abonos orgánicos y con esos insumos van a poder alimentar su plantación y con ello van a poder medir cuánta producción van a tener”, informó.

Actualmente la facultad de Gestión Intercultural cuenta con 80 estudiantes, 23 de primer semestre, 17 en tercero, 33 en quinto y 12 en séptimo, pero solo los de primero trabajarán en este proyecto.

La importancia de que los jóvenes aprendan a hacer estos cultivos es que el 80 por ciento de la población de la zona serrana del sur de Veracruz es indígena y la mayoría de los alumnos que acuden a este campus provienen de las comunidades aledañas.

René Hernández Ruíz expuso que entre el alumnado hay jóvenes popolucas, nahuatls y quienes hablan chinanteco, zoque y variantes de popoluca.

Además de maíz, otros estudiantes han hecho plantíos de algodón.

Reveló que muchos han dejado estas prácticas porque requiere de mucha dedicación.

“Tiene una implicación de tiempo porque requiere un mayor cuidado de estarlo atendiendo pues tarda hasta tres meses y con lo transgénico es menos el tiempo, además si a cien metros hay una plantación de maíz transgénico, eso afecta en la floración del maíz nativo y eso lo hace más vulnerable”, finalizó.

 

SIDE BAR (RELATIVA)

HOMSHUK, EL DIOS DEL MAÍZ

El cultivo del maíz sin duda es una de las actividades agrícolas que data desde épocas antiquísimas; de raíces olmecas. Homshuk en popoluca de Soteapan significa “Brote nuevo” porque crece según los ciclos de la planta del maíz.

Esta deidad se conserva en Soteapan, Pajapan y Catemaco, Veracruz el mito popoluca de que el maíz procede de un huevo (ovogénesis).

Le llamaron Homshuk, dios del maíz, el gran benefactor de la humanidad, es hijo del Sol, trató de conseguir la inmortalidad del hombre y está ligado con el dios Huracán; una de sus representaciones materiales fue encontrada en la isla Tenaspi del lago de Catemaco, la escultura se encuentra en el museo de Xalapa.

Este mito fue recogido en 1945 por George M. Foster, posteriormente, en los mismos 40s, B. Elson registró una variante del mismo.


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