24 de Abril de 2024

Reportaje Especial con Héctor Montes de Oca; El cazador de paisajes

Naldy Rodríguez/Xalapa.- El lente de su cámara fotográfica es una extensión de sus ojos, que capturan al mundo con toda su sencillez y a la vez su majestuosidad.

Héctor Montes de Oca es una leyenda viviente de la fotografía, sus imágenes de un mundo sorprendente como el nuestro sólo se comparan al lado de los grandes: Manuel Álvarez Bravo, Hugo Breme, Edward Weston,  Tina Modotti, Nacho López y Mariana Yampolsk, algunos de ellos sus maestros e iniciadores.

Nació y aprendió a jugar y hablar en las calles xalapeñas, pero hoy luego de 36 años de retratar auroras boreales, glaciales y el Gran Cañón del Colorado, por mencionar algunos, sus fotografías sólo pueden ser adquiridas bajo pedido en catálogo en Estados Unidos y Europa.

 

 

Por cuestiones familiares, tuvo que negociar el estudiar y terminar una carrera universitaria, la de arquitectura, porque su papá, el periodista Pedro Montes de Oca, le decía: “fotógrafo ya eres, pero qué vas a estudiar”.

“Nadie es profeta en su tierra. Mi trabajo lo he basado en el trabajo cotidiano, diario y dar lo mejor de mí, para mí no es un gran esfuerzo dar lo mejor”, afirma en entrevista exclusiva para el Heraldo de Veracruz, donde tuvo una extensa charla con el director General, Rubén Pabello Rojas y el director editorial, José Valencia Sánchez.

A pesar de ello, sigue siendo un hombre sencillo, afable, que cuenta anécdotas de hechos inverosímiles a lo largo de su carrera, como cuando cayó preso en la cárcel municipal de Xantolo, porque el pueblo reclamó como suyas sus obras que habían sido expuestas durante la mayor festividad. La comunidad indígena reconoció el arte y después de conseguir más de 500 firmas se apropió de su exposición.

Nacho López, influencia para las generaciones de foto periodistas que lo sucedieron, presentó la primera exposición de Héctor en 1980… pero el valor más importante que le enseñó fue quizá la humildad: “el hecho de no creerse todo lo que digan”, afirma.

Considerado el fotógrafo de paisaje más importante de México, su trabajo más reciente para el libro de Auroras Boreales “Northern Lights” vio la luz el pasado 7 de enero, pero el proyecto le llevó  cuatro años, pues el fenómeno en forma de brillo que aparece en el cielo nocturno, actualmente en zonas polares, sólo se puede observar  durante 25 días al año.

“Para mí la fotografía tiene un gran espectro, no solo se ciñe a la cuestión artística, es una forma de vida, que todos los días hay que cultivar y regar”, define.

Lo mismo trabajó en los gigantes de hielo y roca de Los Andes que en las tierras septentrionales de la Patagonia Argentina, que el Círculo Árctico de Alaska,  que en las regiones más inhóspitas de Rusia y Canadá.

“Es uno de los de mayor complejidad técnica que he tenido. No hay patrón en las cuestiones atmosféricas. En el momento que las cámaras se guardan es cuando yo las saco”, explica Montes de Oca, quien ha sido reconocido con diversos premios internacionales y homenajeado en publicaciones y eventos por National Geographic y Kodak.

El xalapeño, quien ha recorrido gran parte del mundo, confiesa, no puede iniciar un nuevo proyecto si el anterior sigue sin salir a la luz, y prefiere trabajar solo que con un gran equipo y mucha tecnología.

Por eso, para su primer libro con “Nat-Geo” hace 12 años, donde fotografió el Gran Cañón del Colorado, los cuatro asistentes y dos helicópteros que le asignaron le fueron un estorbo para crear.

Trabajando en momentos críticos, con la técnica y las nuevas tecnologías, la esencia de la fotografía, explica, sigue siendo una cuestión física: La luz.

 “La materia prima de un fotógrafo es la luz y a la luz hay que darle una medida para que haya textura, pero si son constantes los cambios de la luz, en cuestión de ocho segundos, es difícil”, dice el maestro en Historia del Arte, quien siempre está interesado en las nuevas tecnologías y técnicas de impresión vanguardistas.

El profesional de la lente, quien ha realizado 53 exposiciones individuales en México, Estados Unidos y Europa, así como 107 colectivas, lo único malo que ve de su profesión es no haber podido estar más tiempo con su familia, su esposa y dos hijas.

“Si seré franco, para mí un proyecto cuando está terminado, es cuando lo expongo y me puedo quitar un peso de encima, esa ha sido parte de la inercia que sigo para trabajar…Necesito sacarlos y exponerlos para poderme olvidar y ver para adelante”, admite.

 

Abren puertas mexicanos en la meca del cine

 

Su larga trayectoria e inicio profesional, remontan a Héctor Montes de Oca al cine, donde pudo trabajar como asistente de dirección de dos de los más importantes directores italianos, Federico Fellini y Giuseppe Tornatore.

“Todo este cine italiano con gente brillante y muy inteligente, escuchando sus propuestas y concepciones del mundo y arte”, reflexiona.

Conocedor del Séptimo Arte, aplaude y reconoce que por primera vez en  la historia de la cinematografía, México tenga un reconocimiento con el premio Oscar que recibió el cineasta Alfonso Cuarón por mejor película con Gravity y Emmanuel Lubezki como mejor fotografía en la misma cinta.

“Por primera vez lo logra un mexicano y eso es algo que hay que aplaudir muchísimo, es muy difícil trabajar en conjunto, que inviertan en ti y en tu proyecto, hacer cine es algo muy complejo por la cuestión económica, cuando hablamos de 100 millones de dólares”, comenta.

Ahora, considera que Cuarón y Lubezki abrirán las puertas a otros mexicanos que tienen una larga trayectoria y un importante trabajo profesional en el arte, el cine y la fotografía.

 

 Veracruz en el National Geographic

 Será fundamental mostrar al mundo la zona arqueológica de El Tajín,  en Papantla, adelanta  Héctor Mondes de Oca, quien señala que National Geographic dedicará su edición de noviembre a Veracruz.

Para concretar el proyecto, que ya está autorizado por la revista internacional, es importante sensibilizar a quienes participen, “no implica dinero, pero sí coordinación, si se requieren los permisos y que fluya la información”.

Recuerda que hay algunos países que, incluso, solicitan a National Geographic, que está en la punta del iceberg en la tecnología, que los tomen en cuenta para que sus bellezas naturales o festividades aparezcan en su edición.

De Veracruz, a donde siempre regresa con su familia después de cada gran proyecto, cuenta ya con un vasto archivo fotográfico, principalmente turístico y cultural, que algún día donará para beneplácito de todos los veracruzanos.

Apenas en diciembre pasado, dice, presentó su libro “Veracruz, la puerta de México”, considerada una gran obra fotográfica, donde plasmó la belleza y paisajes más atractivos del estado.

Pero no sólo lo tangible le interesa, el experimentado fotógrafo también muestra preocupación por mostrar al exterior lo imperceptible como lo hace ahora en Chiapas, donde se pierde la lengua materna de las comunidades indígenas.

Chiapas también será portada de National Geographic, pero en el mes de septiembre, y ya realiza una ardua tarea de scuoting porque hay muchos escenarios, ecosistemas y tradiciones que no se han mostrado.

“Esto es preocupante porque es la herencia que vamos a dejar a nuestros hijos, me emociona el hecho de poder presumir todas las costumbres, la cultura que existe en todas esas zonas, que por mucho que lo hayan fotografiado no logra plasmar lo que verdaderamente son esos lugares que se tienen que proteger”, subraya.


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