13 de Mayo de 2024

Se dan a entender como pueden

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  • "Café de olla", "cigarros" se escucha entre voces extranjeras enfrente de la entrada de la terminal de autobuses, donde hay puestos ambulantes que llegan desde las cinco de la mañana para vender atole y tamales a mexicanos y extranjeros.
  • 95% de los haitianos hablan el idioma francés como lengua natal.

El Universal
OAXACA DE JUÁREZ, Oax.

En su estancia por México y Latinoamérica, las personas que buscan llegar a Estados Unidos desde África aprenden algunas palabras en español para sobrellevar su estancia aquí.

"Café de olla", "cigarros" se escucha entre voces extranjeras enfrente de la entrada de la terminal de autobuses, donde hay puestos ambulantes que llegan desde las cinco de la mañana para vender atole y tamales a mexicanos y extranjeros.

La señora que despacha vasos de café de olla, a 20 pesos, dice que cada vez es más sencillo comunicarse con las personas migrantes que no son hablantes de español. "Café" es una palabra fácil de identificar; además, a través de señas las transacciones comerciales son en su mayoría exitosas.

En la puerta espera un hombre de sudadera gris, quien se identificó ante este medio como de nacionalidad dominicana. El sujeto aborda a los grupos, principalmente que arriban de países africanos, para proponerles llegar a Estados Unidos en 15 días, llevándolos con polleros. Su presencia es advertida entre los grupos y poco a poco la información llega a los interesados.

A unas cuadras, en una tienda de conveniencia, donde migrantes de Centroamérica esperan sentados en el suelo, se hace presente un grupo de hombres. Son ellos, aparentemente, con quienes el sujeto de sudadera gris, encargado de abordar a los grupos, manda a los migrantes que tienen interés en pagarles por viajar a Estados Unidos.

Son cuatro y, aunque están en la misma zona, no pertenecen a los grupos de personas migrantes, que se ven agotadas, con hambre y sueño.

Los hombres esperan, dan información y piden adelanto de 10% de lo que cuesta el viaje a Estados Unidos y un teléfono de contacto que avale el compromiso de pago.

La mayoría de los extranjeros recibe la información y vuelve a la terminal a comentarla con sus acompañantes.

En una de las bancas de la terminal, Christian, quien se define como afrohaitiano y afirma que espera el autobús que lo llevará a la Ciudad de México a las 23:00 horas, accede a hablar para este medio a cambio de algo para comer. En sus brazos descansa Gloria, su sobrina, quien tiene 17 días de nacida y es hija de su hermana, de apenas 14 años.

El joven, de 23, habla escaso español, su lengua es el francés, tal como 95% de la población de su país.


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