23 de Abril de 2024

Revelaciones: La juventud se impone

Margarito Escudero Luis

Los españoles llegaron a América un 12 de octubre, hombres blancos y barbados con la ventaja de la sorpresa y la ambición desmedida para apoderarse de todo lo de valor que encontraran a su paso, sin importarles si tenían propietarios.

 

Despojaron a los pueblos indígenas, los sometieron por la fuerza de las armas y de la religión, les hicieron creer que valían menos que ellos y, hasta la fecha, ese concepto está en las mentes de millones de mexicanos.

Muchos creen que se extranjero y güero, es garantía de ser mejor persona; por eso en tiempos de Juárez, los conservadores (o sea, los neoliberales de entonces), pidieron a Maximiliano de Austria que viniera a gobernar México.

Desde aquellas salvajes épocas de discriminación a los nativos de estas tierras y hasta nuestros tiempos, aun quedan individuos que llegaron a México a matarse el hambre, que consideran a los mestizos como nacos, gente de segunda clase que deben ser segregados.

Durante muchos años los indígenas han vivido así. Sin embargo, en estos tiempos muchos han decidido no seguir bajo el yugo del hombre blanco, ni del extranjero, sino que buscan ser independientes, luego de soportar décadas de abandono oficial, de depredación de sus bienes que, sin su consentimiento, los gobiernos han entregado a trasnacionales.

Cuando esos pueblo sometidos deciden prepararse mejor, educarse fuera del lineamiento gubernamental y acercar el conocimiento científico y social a sus comunidades, el gobierno brinca de inmediato, busca pretextos para criminalizarlos, los extermina lentamente, los aísla y  promueve campañas de desprestigio nacional, para el resto de los mexicanos los vean con desprecio.

Pero nada es para siempre, llega el momento en que los jóvenes se cansan del sometimiento y salen a reclamar lo que les pertenece, sus espacios, sus tierras, su naturaleza, todo eso que les ha sido expropiado, robado para entregarlo a extranjeros, para hacer balnearios suntuosos, para cambiar criminalmente el uso del suelo que los ancestros entregaron a sus descendientes.

Cuando los Aztecas se rebelaron al español invasor, el vetusto emperador Moctezuma, fue obligado a pedir a su pueblo que depusiera las armas, que no pelearan, pero la respuesta de los jóvenes rebeldes fue deponer a pedradas a un político que se rendía al invasor sin pelear.

IDEALISMO JUVENIL

La gesta de los llamados “Niños Héroes” se enseñaba en las escuelas como un gran ejemplo de valor y honor de jóvenes que pusieron por delante al amor a su Patria, sin importarles su inexperiencia ni el tamaño del enemigo.

Durante la Revolución Mexicana, fueron los jóvenes idealistas quienes alimentaron la lucha, estudiantes, obreros, indígenas, se sumaron para derrocar a un gobierno que se olvidó de los intereses de la mayoría, para entregarse a un pequeño grupo de adinerados que robaban tierras, endeudaban a los nativos, los explotaban, hasta que se cansaron de la situación.

A finales de la década de los 60’s, fueron los jóvenes los que se enfrentaron al gobierno autoritario, represor y asesino, nuevamente la sangre joven volvió a poner el ejemplo de lucha por los intereses de la Patria, mientras los gobernantes se esmeraban en quedar bien con los extranjeros.

NADA ES PARA SIEMPRE

46 años después, nuevamente los jóvenes salen a las calles a exponer la vida, muchos mueren y son los que destapan la cloaca, exhiben la podredumbre social y muestran al mundo a un país hundido en la corrupción, dispuestos a defender sus mezquinos intereses por encima de los intereses nacionales.

En todos los casos, la situación fue similar, jóvenes armados solamente con sus ideas y con la razón, creyendo que serían escuchados y a cambio de su osadía recibían piedras, flechas o balas.

Entonces, ante esa respuesta violenta, lo que les queda es defenderse, pero no alzan el poderío, brutal de las fuerzas opositoras, cuya bestialidad queda de manifiesto, ante la falta de respeto por la vida de los demás, ante la falta de respeto a las mínimas normas de convivencia.

Pero nada es para siempre. Seguramente habrá más muertos, pero cada vez, la cuota mortal de los enemigos, será mayor.


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