25 de Abril de 2024

Revelaciones

Un incendio mayor
Margarito Escudero Luis

 

Todas las argucias, todos los golpes bajos, todas las mentiras que se utilicen en esta guerra que, como en el amor, se valen, porque no hay ley que criminalice la falta de honradez en una contienda electoral.

Cacarearon el huevo de la renuncia a un partido al que no pertenecían, como si fueran los más destacados militantes, como si su salida produjera el derrumbe de todos los avances.

Ni siquiera se puede decir que se trata de egos, pues solamente se trata de individuos que se venden al mejor postor.

El resultado que obtiene quien pagó esa puesta en escena, es pobre, como muy pobre serán otros resultados que le ofrezcan aquellos candidatos que se prestaron al juego perverso.

Pero como todo se vale, no habrá ni siquiera un llamado de atención por recurrir a estrategias ruines que pretenden enlodar el nombre de otro individuo.

PUBLICIDAD ENGAÑOSA
Pero sí debería haber sanciones para quienes mienten deliberadamente a la ciudadanía, ya que tapizaron la ciudad con publicidades engañosas; es decir, anuncios con ofertas poco claras o imposibles de cumplir.

Tal como se muestra en un anuncio espectacular de un partido donde ofrece, literalmente, “agua en tu colonia si votas por...”

Supongamos que un ciudadano vota por ese candidato y no gana la elección; ¿cómo podrá cumplir su oferta?

Y mentiras como esa llenan la ciudad, en carteles, visitas domiciliarias, anuncios espectaculares, spots de radio y televisión, con palabras que la gente quiere escuchar, pero que un diputado no puede realizar, mucho menos un candidato.

NO AVANZAMOS
Lo que debemos lamentar de esta triste situación, es que se repite en cada proceso electoral, nada ha cambiado, a pesar de los cambios en la ley electoral.

Quienes diseñan esas estrategias, tratan al ciudadano como si fuera un retrasado mental y lo peor es que, durante décadas, les dio resultados.

Y el hecho de obtener resultados favorables (que no positivos) les permite continuar con lo mismo.

Es de lamentar que como pueblo no hemos avanzado lo suficiente, como para tomar el destino de nuestro país, en nuestras propias manos, que hayamos perdido aquel valor que caracterizó a los mexicanos en otros tiempos.

Sin embargo, en esta ocasión se incluye un elemento en este proceso electoral que se vino incubando desde hace varios sexenios, el hartazgo social.

Pero ese hartazgo por sí mismo no hubiera provocado nada, si del lado de los funcionarios que son electos popularmente, no hubieran perdido el piso y dejarse llevar por una ambición desmedida.

Esos dos factores hacen que esta elección sea diferente.

Pero esto aún no termina. Quienes quieren seguir disfrutando de las mieles del pinche poder, no escatiman esfuerzos ni recursos para evitar que la elección se vaya por otros rumbos.

Así que, si nos han sorprendido con las acciones que ya hemos visto y, mientras las tendencias no les sean favorables, esperemos a ver cosas más duras, pues serán implacables con sus rivales y con quienes les apoyen.

Que esto sea una equivocación, que las leyes serán aplicadas con rigor y dentro de los criterios legales, es nuestro deseo, pero lo que sucede en Chiapas y en la Ciudad de México, indican un incendio mayor en el país.

Dios nos libre.

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