Según el cristal con que se mira
Margarito Escudero Luis
En la recta final de las campañas políticas, el ambiente no parece ser de tranquilidad y propicio para una jornada tranquila.
La notoria desesperación en el bando que no tiene la seguridad de ganar, hace que entre los contrarios se tomen medidas de prevención ante un eventual panorama violento, adverso para poder llegar al triunfo sin contratiempos.
Ya un grupo de religiosos adventistas pide que llegue la Gendarmería para garantizar una jornada electoral tranquila.
Es decir, que algunos sectores sociales temen eventos violentos el próximo domingo 5 de junio y prefieren un resguardo oficial, prometido y asegurado por el gobernador, pero que nunca llegó.
Por otra parte, el dirigente nacional priista César Camacho, declaró que se debe enfrentar la violencia con la participación civil, saliendo a votar.
El caso es que la violencia no se ha ido de las mentes ciudadanas, los sangrientos acontecimientos ocurridos en la entidad, tan frecuentes, tan abundantes y sin resultados en las investigaciones, dicen que las hay, han provocado (por fin) una reacción en la ciudadanía.
Delincuente que logra ser atrapado, recibe una golpiza y los ánimos del linchamiento total, pero misteriosamente, se aparece una patrulla para salvarlo.
La gente ya se dispone a vender cara la sangre que puedan reclamarle y eso puede trastocar el plan orquestado para que la elección sea un desastre.
El fenómeno Morena tiene inquietos a más de uno. Nadie de los que siguen una idea como si todos fueran iguales, no pueden creer que la gente se mueva voluntariamente.
VOLUNTAD PROPIA
Y es que cuando llaman a alguna reunión donde se presente Andrés Manuel López Obrador, sus seguidores siempre buscan la manera de transportarse; así entre todos cooperan para pagar el costo de algún autobús y la comida va por cuenta de cada quien.
Cosa que no ocurría en más de 80 años de priato, acostumbrados los votantes a recibir dádivas baratas a cambio del voto.
Luego el férreo control sobre los medios de comunicación, creaba condiciones idóneas para la permanencia de los mismos.
Aunque el sistema se ajustó en cada temporada, lo cierto es que no hay mal que dure cien años, la gente se harta y más tarde que temprano se cobra todas las afrentas.
A pesar de todo, hay quienes ven lo que quieren, unos observan al candidato solo, muy solo, otros lo ven muy inflado, sin duda una visión visceral pero finalmente respetable.
Lo cierto es que la campaña desarrollada sin tantos recursos como otros, la vuelve más estresante, muchos creen que el comportamiento sería igual como en otros lados, cuando el discurso es de austeridad y cambio.
La respuesta final se verá el 5 de junio. Esperemos que la civilidad por parte de los grupos contendientes sepa respetar la tranquilidad y la voluntad de los ciudadanos.
Se debe destacar que en la pasada elección presidencial, así estaba el ambiente. Parecía que nadie votaría por Enrique Peña Nieto, sin embargo la historia fue otra.
Aunque el ambiente era similar, la actitud ciudadana es diferente, la impunidad para delincuentes y la ineptitud de las autoridades obligan al ciudadano a tomar sus propias decisiones.
Don Severiano Sánchez citaba con frecuencia los versos de Campoamor que reflejan la verdadera realidad: “Nada es verdad, nada es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.
Y dados los paradigmas actuales, muchos tienen su propia versión histórica, otros le temen al cambio, unos por miedo a perder sus privilegios y otros por temor a que sus patrones pierdan sus privilegios.
Otros más mantienen la esperanza de que las cosas mejorarán para todos y no solo para unos cuantos.
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