¿Y DÓNDE ESTÁ DUARTE?
JUAN MANUEL JIMÉNEZ GARCÍA
Se acuerdan queridos lectores de aquellas películas de comedia que realizaban parodias de los éxitos cinematográficos como por ejemplo “Y dónde está el piloto”, y “Dónde están las rubias” y muchas más, pues bueno con la situación que está pasando, el ex gobernador de Veracruz parece ser una continuación de estas series de filmes.
Antes de entrar de lleno para comentar la tragicomedia que se está viviendo en el Estado, quiero narrar lo que sucedió unos días antes en la residencia oficial de Los Pinos.
Resulta que Javier Duarte de Ochoa todo encabritado acudió a exigir explicaciones al presidente Enrique Peña Nieto, desde luego que no tenía cita ni nada por el estilo y pensaba que sería recibido por la vieja amistad y los secretos de ambos cuando efectuaban verdaderos bacanales tanto en el puerto de Veracruz como en la capital del país.
Pero para sorpresa del ex gobernador, no solo no fue recibido sino que literalmente fue sacado por la fuerza por elementos del Estado Mayor Presidencial, cuentan los que estuvieron presentes en este desfiguro de Duarte que las cosas estuvieron a punto de salirse de control porque los guaruras del ex mandatario estatal desenfundaron sus armas.
Pero antes el ex gordito gritaba a todo pulmón que quería hablar con el Presidente, golpeaba las puertas de los diferentes despachos que existen en la residencia que se encuentra en el bosque de Chapultepec.
Pero la gota que derramó el vaso y que hoy lo tiene a unos pasos de pisar la cárcel, es la amenaza que sin pensarlo lanzó Duarte de Ochoa en presencia de varios políticos e inclusive de embajadores y cónsules que estaban presentes en esos momentos esperando ser atendidos por Peña Nieto.
Sin pensarlo, al borde de la locura y desesperación, amenazó al Presidente de la República de dar a conocer hechos y situaciones de la presente administración del país, amagó con vociferar a los cuatro vientos pasajes íntimos de la vida de Enrique y casi fuera de control le recordó y reprochó la ayuda recibida cuando era candidato para la Presidencia de la República.
Expertos opinan que esta situación determinó el futuro de Javier Duarte de Ochoa, lo proyectan como un kamikaze que sin pensar en las consecuencias se hizo el harakiri y estipuló su muerte política.
La orden de inmediato fue precisa: quitarle todos los privilegios del partido, obligarlo a pedir licencia y en menos de lo que canta un año le salió la orden de aprehensión.
Pero la pregunta que nos hacemos millones de veracruzanos es la siguiente:
¿Duarte será encarcelado por el daño patrimonial, económico, por las miles de familias que buscan a sus desaparecidos, por los muertos, por el desfalco a las arcas del estado o por que tuvo la osadía de faltarle al respeto al Enrique Peña Nieto?
Si es así estamos ante la presencia de una comedia vulgar y soez, que en vez de calmar los ánimos de los veracruzanos los exacerba a tal grado que se pierde toda credibilidad y queda en el sentir colectivo de la sociedad de que todo estaba arreglado desde hace días.
Sigo pensando que la novela Duarte continuará hasta las elecciones del 2018 que con tal de ganar votos, montarán un espectáculo con su captura y si no, al tiempo.
Es una comedia al estilo Hollywood o una telenovela al estilo Televisa, para mí es una cortina de humo para no darnos cuenta del verdadero daño causado a las finanzas del Estado, para dejar de hablar de los muertos que guardan cientos de tumbas clandestinas en todo el territorio, de la violencia.
La orden de aprehensión no llegó tarde…llego tardísima y con una red de complicidades que se hace extraño que nadie se diera cuenta que ya el pájaro voló a otro país en las propias narices de las autoridades.
Desde luego que Duarte sabe mucho de cómo se manejan muchas cuestiones del Gobierno de la República, y por este motivo se le dio el chance de escapar, por eso todo lo demás que venga es puro espectáculo para todos los mexicanos que una vez más fuimos engañados por nuestro gobierno.
Pero tómelo con humor y hay que hacernos la pregunta… ¿Y dónde está Duarte?
LOS MAESTROS SIGUEN SIN COBRAR
Y cuando deberíamos de estar hablando del porqué no le pagan a cientos de profesores que dependen del Estado, nuestra atención es desviada por los medios sobre la orden de aprehensión y huida de Duarte.
Porque lo que sucede a los maestros es grave y las consecuencias se verán unos años más adelante, cuando nos demos cuenta del nivel educativo de nuestros hijos que por falta de clases no aprendieron nada, las cosas están mal, muy mal diría yo, porque ya que para que un Estado no le pague a sus maestros, quiere decir que no le interesa su población.
Tomando en cuenta que la educación es la base de todo el desarrollo de cualquier sociedad, pero una vez más no le interesa ni la niñez ni la juventud a este gobierno. Pareciera un problema que no tiene importancia, pero no pagar un salario a cualquier trabajador es preocupante, pero no pagarle un salario a un maestro, quiere decir que la cosa se salió de control.
Para algunas dependencias el salario de sus trabajadores debe ser sagrado, porque como todos, igual para ellos con esto mantienen a su familia, pero el salario del profesor tiene una repercusión en la enseñanza del niño o la niña, pero no solo eso sino que hay ocasiones que con el sueldo del maestro se compran útiles escolares para los estudiantes que no puedan adquirirlos.
Por eso enoja que cuando estamos a un par de meses de concluir este año, algunos maestros no hayan cobrado ni un peso de su salario, lo peor del caso es la poca confianza que existe entre el sector magisterial, dejaron de luchar para todos y ahora solo se enfocan en sus intereses personales.
Es decir si un maestro cobra de manera normal, no le interesa que su compañero tenga un año sin recibir su salario, los líderes sindicales han dividido a este grupo haciéndolo vulnerable y sin la oportunidad de defenderse como en este caso, ahora cada quien lleva agua para su molino y cada quien se rasca con sus propias uñas.
