24 de Abril de 2024

¿Buen fin? La realidad del mercado interno

Mauricio Millán

 

 

El consumo privado es la variable más importante en la demanda agregada; por ello, desde hace siete años en México fue creado el programa conocido como El Buen Fin en el que se incentivan las compras de los hogares a través de ofertas, descuentos y promociones, para de esta forma, dar un impulso a la economía. Sin embargo, en la edición de este año, el entorno económico luce complicado para los consumidores.

La inflación, las elevadas tasas de interés, incertidumbre y cautela respecto al entorno económico, así como una actividad productiva en desaceleración, son algunos de los aspectos que tienen que enfrentar las familias de México.

Los datos más recientes nos hablan de un comportamiento mixto de los indicadores que integran el mercado interno.

De acuerdo con datos del IMSS, durante 2017, la generación de empleo formal muestra la cifra récord de 812 mil 292 nuevas fuentes de trabajo. Sin embargo, el salario promedio diario asociado real de estos trabajadores se ubica en septiembre en 332.39 pesos por jornada, una reducción de 1.3% anual en términos reales.

El deterioro del poder adquisitivo se ha visto afectado por la inflación, variable que se encuentra por arriba del objetivo del Banco de México y durante octubre llegó a 6.37%, este hecho, combinado con una tasa de interés de 7% generan un rendimiento real de apenas 0.59%, lo cual rompe con todo el circulo virtuoso de la inversión y el ahorro.

La capacidad de ahorro de las familias se ve mermada ante la pérdida de poder adquisitivo de sus ingresos, lo que afecta la demanda agregada por el lado de un menor consumo y menor inversión.

Otro aspecto a considerar es una economía en fase de desaceleración; cifras del Inegi señalan que el PIB en el tercer trimestre creció 1.7% en cifras ajustadas por estacionalidad, el menor avance en tres años y medio, el comportamiento estuvo afectado por los sismos de septiembre y los huracanes que provocaron un freno en la actividad manufacturera y de servicios.

También se vio mermada la confianza del consumidor, indicador que en octubre reportó una reducción de 1.2% mensual, destaca la baja de 1.8% en el subíndice que mide las posibilidades de los hogares para la adquisición de bienes duraderos.

La idea de El Buen Fin es un programa que debe evolucionar, ya que en los últimos años, como parte de las estrategias financieras, se ha centrado más en incentivos artificiales como meses sin intereses, la condonación de estos o bien en bonificación de puntos.

El Inegi reveló que en 2016, sólo 57.2% de las empresas de comercio al por menor participaron en el programa de El Buen Fin y sólo 17% de compañías de servicios privados financieros.

Otro aspecto a destacar es que 46% de los menudistas no tuvieron un beneficio por ventas del buen fin o bien estas disminuyeron.

El estudio revela que la principal estrategia financiera aplicada fue la de meses sin intereses y la bonificación de puntos.

Pese a ello, la Secretaría de Economía señaló que en 2016 las ventas del programa El Buen Fin ascendieron a 89 mil 600 millones de pesos, un incremento de 11% respecto al año previo y para este 2017 la Canaco espera 10% más.

Si bien se anticipan mayores ventas, los consumidores deben ser inteligentes en sus compras, no endeudarse en el mediano o corto plazo más allá de lo que sus ingresos les permiten, ya que de acuerdo con la CNBV el índice de morosidad muestra un ligero incremento y en septiembre se ubica en 6.3% en consumo con tarjeta de crédito, mientras que un año atrás era de 4.1%.

Además el crédito al consumo se desacelera, en septiembre creció 1.5% y un año antes creció 16%, además en tarjetas de crédito ya registra una baja en términos reales de 1.5%.

La realidad es que para detonar el mercado interno, además de estabilidad macroeconómica se requiere involucrar a todos los participantes de la economía, las empresas, organizaciones, a la banca, proveedores y distribuidores, para contar con acciones más coordinadas que permitan reducir los costos y ofrecer a las familias productos atractivos, de calidad y buen precio.

Ofrecer mejores precios también se relaciona con la competitividad, la innovación, la tecnología, la infraestructura, la productividad laboral, con mejores sistemas de proveeduría, logística y almacenaje; para ello, es indispensable el fomento al círculo virtuoso de la economía de ahorro, empleo de calidad, crédito e inversión.

Los gobiernos deben trabajar en el combate a la inseguridad, a la informalidad, al contrabando y con aplicación de un Estado de derecho.

Un verdadero programa económico de desarrollo nos debe permitir contar con un mercado interno más sólido, que cuente con el nivel de empleo y los salarios reales suficientes para detonar el consumo interno, que es la mejor señal que puede tener la confianza del consumidor y de los empresarios.

 

Vicepresidente de Consultores Internacionales S.C.


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