28 de Marzo de 2024

Facebook y el alma de tus hijos

Ricardo Blanco

White Noise

 

Como bien dice el dicho popular “si no estás pagando por ello, no eres el cliente, eres el producto”. ¿Qué esperar cuando te dicen eso de tu hijo o hija? Al abrir una cuenta de Facebook para tu hijo o hija antes de los 13 años (que es la edad para empezar a recolectar datos de un individuo bajo la ley federal de Estados Unidos de Norte América) no se trata de poner reglas, se trata de pensar cómo has preparado al individuo a analizar, criticar y sustentar lo que hará en ese canal.

“En México, por regla general, no podrán tratarse datos personales sensibles, salvo que se cuente con el consentimiento expreso del titular o en su defecto, se trate de casos establecidos en el artículo 22 de la Ley General de Datos Personales. En el tratamiento de datos personales de menores de edad se deberá privilegiar el interés superior de la niña, el niño y el adolescente, en términos de las disposiciones legales aplicables.” ¿Son sensibles “los datos” transmitidos por un menor con depresión al tener la capacidad de hacer una transmisión en vivo de su suicidio sobre la plataforma que, además, segmenta de una manera escalofriante datos demográficos, psicográficos y preferencias emocionales? ¡Por supuesto!

Aquí viene una parte importante, en YouTube kids los papás no abren una cuenta para su hijo, sino que tienen una app que controlan como adultos para dar acceso a contenidos (que pueden mejorar) y si bien el producto seguimos siendo nosotros, las preferencias personales no se ven compartidas a los anunciantes quienes tienen que ir más por tipos de contenidos que se ven que con quién los ve. En Facebook la cuenta tiene muchísima información que no solo sirve para que los anunciantes lleguen, sino también para que segreguen, para que hagan a un lado a ciertos grupos de gente.

Algo como “anunciaré esta pistola de balas de goma a niños de tez blanca, que sean hijos de mexicanos únicamente, en zonas urbanas del centro y norte de la República Mexicana y que vean de manera ocasional videos de los Power Rangers” no puede ir bien. Si además de segmentar sumamos que el siguiente problema con Facebook es que sus sistemas de gestión de datos fomentan la polarización, ya que los individuos nos prestamos más a compartir un comentario o publicación con la que estemos de acuerdo, más allá de si está sustentada en la verdad o al menos en un análisis profundo del tema.

Hubo un estudio en 2014 en el que, SIN consentimiento, Facebook jugó con la mente de la gente, se llamó algo como “evidencia experimental de contagio emocional a escalas masivas a través de redes sociales”, en el que el humor de 600 mil personas registradas en la red social era modificado de acuerdo al contenido que se les mostraba, o no mostraba, en la plataforma. Una publicación de Harvard Business Review basado en un estudio de Harvard dice: “Los resultados mostraron que, si bien las redes sociales con vínculos físicamente humanos se asociaron positivamente con el bienestar general, Facebook se asoció negativamente”.

Hay muchísimo #ruidoblanco en la web, pero si acercan a sus hijos a tener una cuenta de Facebook sin prepararlos a analizar, cuestionar y fundamentar lo que ven y leen, es como meterlos a un túnel de aire sin tapones en los oídos y sin darles una cuerda de cual agarrarse.


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