Agencias
Esto
Aunque a veces el futbol resulta impredecible, casi siempre las realidades que viven los equipos terminan por imponerse. Ahora mismo, por ejemplo, es un hecho que Alemania no es ese equipo invencible cuando juega en casa; por el contrario, el presente de Portugal y Cristiano Ronaldo le permite pelearle a cualquiera sin importar el territorio.
El resultado de todas esas cosas fue una espectacular victoria lusitana en pleno Múnich, un 1-2 que le permitió a los portugueses volver a ganar en tierras teutonas después de 40 años y conseguir su pase a la final de la Nations League.
La última vez que Portugal salió vencedor de Alemania fue en 1985. A partir de entonces, ni siquiera las grandes generaciones que vinieron consiguieron lo que en el mundo del futbol tiene tintes de proeza. La actual selección lusa, sin embargo, aún bajo el liderazgo de Cristiano Ronaldo, entiende poco de complejos.
Fue un partido épico en toda regla, con dominio alterno. Portugal demostró sus intenciones desde los primeros minutos. El equipo de Roberto Martínez buscó aprovechar la valentía alemana, que adelantaba líneas sin cuidar el mano a mano que constantemente intentaba aprovechar la figura de Pedro Neto. El peligro, sin embargo, no tuvo recompensa y Ter Stegen no fue exigido del todo.
Caso contrario de lo que vivió Diogo Costa, una vez que los teutones despertaron. De pronto el arquero portugués comenzó a sentir el asedio y tuvo que sacar dos manos milagrosas para apagar el peligro.
Aunque ambas fueron espectaculares, un tiro de Goretzka fue el que más lo exigió, al ir abajo y con potencia, pero logró evitar el tanto.
Con el 0-0 en el marcador, el tiempo complementario auguraba emociones. No tardó Alemania en mover las redes enemigas tras el tanto de Florian Wirtz, al minuto 48. El atacante remató de cabeza para poner el primero, aunque la jugada estuvo llena de polémica por un fuera de lugar de Woltemade que no fue marcado, más allá de que el atacante interfirió de manera activa en la jugada.
El tanto de los alemanes no hizo más que despertar a Portugal. El ritmo vertiginoso que había mostrado en la primera mitad se hizo presente en la segunda y en apenas cinco minutos fueron capaces de darle la vuelta al marcador. Al minuto 63, Francisco Conceicao metió un zurdazo que dejó sin oportunidades al arquero. El balón se coló al segundo palo de Ter Stegen, quien, ni con un gran lance, logró evitar el empate.