Agencias
Esto
Uno de los grandes sueños que tuvo durante su adolescencia fue convertirse en luchador profesional. En el momento pertinente pidió permiso a su padre Máscara Sagrada para ser su heredero en el cuadrilátero, sin embargo, se encontró con la imposibilidad de explotar el nombre de Hijo de Máscara Sagrada en televisión o comerciales, por ello decidió comenzar con un nuevo nombre. Así fue como nació Tigre Blanco.
“Voy para cinco años como Tigre Blanco. Después de 12 años de usar el Hijo de Máscara Sagrada me topé con que la imagen que me había costado formar, la presencia que ya tenía se vio usurpada por imitaciones bastante baratas. También por bloqueos comerciales, yo quería explotar la imagen en el cine y la televisión y por cuestiones de egos y empresas se me negó la oportunidad”, relató en charla con ESTO.
Tigre Blanco decidió hacer las cosas bien. Así como en su juventud habló con su papá para pedirle la oportunidad, tuvo una nueva charla para decirle que su camino como el Hijo de Máscara Sagrada había terminado.
“Hablé con mi papá, le dije que el nombre era suyo y que mejor yo le buscaba por otro lado. Había oportunidades que se me estaban yendo, dinero se me estaba yendo por no tomarlas. Al final es un arma de doble filo porque me daba y también me quitaba el nombre. Opté por rescatar la esencia y la agarré, así fue que opté por Tigre Blanco”, compartió.
“No, súper ofendido, pero yo espero que a estas alturas ya lo entienda. Me abrí muchas puertas que él ha visto para qué necesitaba dar ese carpetazo con el nombre y la licencia de Máscara Sagrada. Ahorita yo creo que ya se superó esa etapa”.
Máscara Sagrada le pidió una licenciatura para ser luchador
Máscara Sagrada fue uno de sus ídolos cuando era niño, pero también lo fueron otros grandes nombres de la época. Ellos inspiraron al Tigre Blanco a jugar luchitas junto a sus hermanos. Aunque en esa época de su vida todavía no pensaba en convertirse en luchador profesional.
“Fíjate que cada vez que mi papá andaba de gira o fuera de casa jugábamos luchitas. Esculcábamos sus cajones y jugábamos con las máscaras. Era prohibidísimo, pero lo teníamos que hacer. En la adolescencia fue cuando decidí que podía formar parte del legado de Máscara Sagrada”, destacó.