Agencias
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Juan Reynoso es un histórico en Cruz Azul. Fue en el ya lejano 1994 cuando el entonces defensa llegó a La Noria como un desconocido desde Perú, pero en ocho años seguidos en la institución cementera formó su historia y se proclamó campeón varias veces, de cada torneo que disputó como celeste.
En su etapa como futbolista fue un líder de la zaga y pieza clave en la obtención de trofeos. El primero llegó en la Copa México de 1996, la última del formato antiguo bajo el mando de Víctor Manuel Vucetich. Ese título significó levantar un trofeo oficial después de 16 años, así fue como desempolvaron las vitrinas de la Noria.
En la final, después de eliminar a Tigres en una ronda previa, se toparon con los Toros Neza de Pablo Larios, Miguel Herrera, Antonio Mohamed y Rodrigo Ruíz. En el estadio 10 de diciembre, los locales ganaron 2-0 con tantos de Carlos Hermosillo y Luis Pintado. Reynoso fue titular en la zona defensiva y alejó todos los peligros del Turco y del Pony.
Después vino el alcance internacional. Dos títulos consecutivos en la Concacaf, en 1996 y 1997. En la primera edición, La Máquina fue todopoderosa y eliminó a rivales como al Alajuelense de Costa Rica, Comunicaciones de Guatemala y hasta el Necaxa. En la final ante el Seattle Sounders el festín fue absoluto. 11-0 fue el marcador final con tripletes de Hermosillo y Julio Yegros, además de tantos de Juan Francisco Palencia, Benjamín Galindo, Héctor Adomaitis, Francisco Ramírez y un autogol estadounidense. En la siguiente edición, Cruz Azul con Reynoso como elemento fundamental, hizo nuevamente de las suyas. Primero eliminó a Chivas y en el último partido superó 5-3 al Galaxy de los Ángeles de Jorge Campos.
El más importante que consiguió fue en diciembre de 1997. Reynoso salió como capitán, tras la lesión que sufrió Carlos Hermosillo en las costillas. De forma estoica en defensa, el inca detuvo la mayoría de los embates de los Esmeraldas de León y tras el gol de su compañero en la delantera, fue el encargado de alzar el trofeo de campeón en el bajío. Así quedó su nombre escrito con letras de oro en la historia del club cementero y fue parte de ese grupo que rompió con 17 años sin título de Liga. Una leyenda para su afición.
TAMBIÉN SUFRIÓ DECEPCIONES
El palmarés de Reynoso pudo ser más amplio, pero los títulos no siempre le sonrieron y obtuvo tres subcampeonatos en total.
El más doloroso fue en su última época como jugador celeste. En 2001, Cruz Azul puso en alto el nombre del futbol mexicano en la Copa Libertadores y llegó a la final del torneo continental, sin embargo el defensor peruano no fue requerido por José Luis Trejo y se quedó en el banquillo de suplentes en ambos cotejos, en la ida en el estadio Azteca y en la vuelta en la Bombonera. Al final, La Máquina sucumbió y el entonces jugador no pudo festejar a lo grande.
Los otros dos fueron en Liga. En su primer torneo, los cruzazulinos llegaron a la final en la temporada 1994-95. En fases finales eliminaron a Pumas y América, en el último escenario se toparon con los Rayos, quienes electrocutaron las esperanzas de Reynoso y compañía. Alex Aguinaga e Ivo Basay fueron sus verdugos.
Mientras que en 1999, Reynoso vivió lo indeseable en el estadio Azul ante Pachuca. Tras un 2-2 en Hidalgo, todo era idóneo para un título azul más, pero un gol de Alejandro Glaria, destruyó el sueño del defensa en conseguir su segundo título doméstico, el cual se le negó un par de ocasiones.