Agencias
Burkina Faso
La cifra de muertos por el peor ataque de militantes en Burkina Faso en los años recientes subió a 132, entre ellos siete niños, informó ayer el gobierno, luego de que asaltantes armados sitiaron durante la noche una aldea en el noreste plagado de yihadistas.
Los ataques se ejecutaron durante la noche del viernes y mataron a residentes de la aldea de Solhan en la provincia de Yagha, en la frontera con Níger. También quemaron casas y el mercado, indicó el gobierno en un comunicado.
Se declaró un periodo de 72 horas de duelo nacional y se calificó a los atacantes de “terroristas”, aunque ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad. Otros 40 residentes de la aldea resultaron heridos, indicó más tarde a los periodistas el portavoz del gobierno, Ousseni Tamboura.
Los ataques de yihadistas vinculados a Al Qaeda y al Estado Islámico en la región del Sahel de África Occidental han aumentado drásticamente desde principios de año, particularmente en Burkina Faso, Malí y Níger, siendo los civiles los más afectados.
La violencia en Burkina Faso ha obligado a desplazarse a más de 1.14 millones de personas en poco más de dos años. El país ya acoge a unos 20 mil refugiados de la vecina Malí.
El ataque más reciente eleva el número de muertos por islamistas armados en la región del Sahel a más de 500 desde enero, según la directora de África Occidental de Human Rights Watch, Corinne Dufka.
“La dinámica es que entran los yihadistas, dominan el puesto de defensa civil y se involucran en castigos colectivos contra el resto de la aldea; es un patrón que hemos visto en todas partes este año”, sostuvo Dufka.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, António Guterres, se mostró “indignado” por la matanza de civiles en el inestable norte de Burkina Faso, expresó ayer su portavoz, Stephane Dujarric, al hablar de los ataques más mortíferos desde que estalló la violencia islamista en el país de África occidental en 2015.
Guterres “condena enérgicamente este horrible ataque y subraya la urgente necesidad de que la comunidad internacional fortalezca su apoyo a uno de sus miembros en su lucha contra la violencia extremista y su inaceptable costo humano”, continuó Dujarric.
Solhan, una pequeña localidad ubicada a unos 15 kilómetros de Sebba, capital de la provincia de Yagha (cerca de la frontera con Malí) ha sido escenario de numerosos ataques en años recientes.
El 5 de mayo, las fuerzas armadas iniciaron una operación en las regiones del Norte y del Sahel para combatir los ataques yihadistas, que desde 2015 han causado más de mil 400 muertos y forzado a un millón de personas a abandonar sus hogares.
El ministro de Defensa, Chériff Sy, acudió el 14 de mayo junto a miembros de la cúpula militar a Sebba, donde declararon que la situación estaba bajo control.
En un mensaje de condolencias a las familias de las víctimas, el presidente burkinés, Roch Marc Christian Kaboré, denunció un “ataque bárbaro” e “innoble”.
“Tenemos que permanecer unidos y solidarios ante esas fuerzas oscurantistas”, añadió.
Todo el día de ayer, hileras de personas huían hacia Sebba, explicó un diputado local bajo anonimato. “Estos desplazamientos también han ocasionado víctimas porque tres personas murieron en el eje Solhan-Sebba, ya que la carreta que los transportaba explotó al rodar sobre una mina artesanal”.