Agencias
Esto
Si no puedes contra tu peor enemigo, la costumbre dice que te tienes que unir a él. Esa es la historia reciente de América con Jonathan Rodríguez. El delantero uruguayo fue un auténtico dolor de cabeza para las Águilas y también para el portero Guillermo Ochoa, tanto que ahora la institución decidió contratarlo como su refuerzo estelar de cara al Apertura 2022, sin importar el pasado insufrible que los hizo vivir.
En los últimos torneos de la Liga MX, el Cabecita no se cansó de festejar ante el equipo azulcrema hasta convertirlo en su mejor cliente y hasta el guardián mexicano fue uno de los que más veces tenía que recoger los balones de su red gracias a los disparos de su próximo compañero.
El charrúa se frotaba las manos cada que veía a su ahora equipo como rival. Ya fuera con el uniforme de Santos o con Cruz Azul, las anotaciones caían hasta de forma automática y de distintas formas.
Fueron un total de siete tantos los que Jona le pudo marcar al conjunto milloneta, un par con los Guerreros y cinco con La Máquina. Precisamente Memo y Agustín Marchesín lo sufrieron en el estadio Azteca y hasta en el TSM Corona.
Todo comenzó en el 2017, cuando el sudamericano estaba en Torreón. Rodríguez le dio la victoria 2-1 a Santos, después de fusilar de media vuelta al guardameta argentino. En la semifinal de vuelta del Clausura 2018 de nuevo hizo añicos a la zaga americanista y con facilidad venció a Marche.
En el 2019 llegaron un par más, ya con la camiseta celeste. En el torneo de Clausura, el uruguayo le dio el triunfo 1-0 a los cementeros, mientras que en el Apertura colaboró con uno en la goleada 5-2 que le propinó Cruz Azul al América. En el 2020 no se quedó atrás y de nueva cuenta le dio la victoria a su equipo después de una excelente definición. Mientras que el año pasado, en el torneo del título cementero, Jonathan rescató el empate 1-1 de penalti y en noviembre marcó su último tanto en México ante las Águilas.
Ahora en Coapa podrán disfrutar de sus goles, donde espera seguir incrementando su cosecha, pero ahora sin que América sufra de su contundencia.
