Elizabeth Aviña
Coatzacoalcos, Ver.
Foto: Gladys Collado
La muerte de Karime Cruz Reyes ha marcado a Coatzacoalcos.
Marcó a sus padres, sus familiares, amigos, conocidos, a las madres de familia, a los choferes, a los empleados de Petróleos Mexicanos, a la población en general.
-¿Quién puede arrancarle la vida a un inocente?, a alguien que no ha vivido, que no sabe de maldades, que lo único que quería era jugar-, decía un taxista ayer por la mañana, sin saber que la pequeña ya había sido encontrada muerta.
Luego de que la noticia se esparció por la ciudad como pólvora, los mensajes de texto, los whatsapp, los in box y los datos y preguntas y reclamos en las redes sociales, comenzaron a fluir.
De inmediato la concentración de la prensa a las afueras de la funeraria “Casa Maram”, en la colonia Playa Sol, se dio.
Alrededor de las 14:00 horas, una camioneta de servicios periciales fue vista salir del lugar, a las 13:00 horas el flujo de personas en el lugar comenzó a darse.
A los padres nunca se les vio entrar, quizá fueron informados durante las primeras horas del día y permanecieron en la funeraria desde temprano. No se sabe.
Lo que sí, es que aún pasadas las 19:00 horas, ninguna autoridad había atendido el teléfono y mucho menos enviaba declaración oficial, pero el sitio ya estaba lleno de amigos y conocidos de la familia Cruz Reyes.
Jóvenes y adultos con el uniforme de Pemex llegaban al sitio con flores blanca en la mano, pequeños con rosas rojas.
Había mujeres que no podían ni dar el paso, se topaban con quienes venían de salida de la funeraria, intercambiaban palabras y el llanto comenzaba a fluir.
En la sala de espera al menos unas 30 o 40 o hasta 50 personas esperaban, susurraban, se lamentaban y condenaban el hecho, todos con la misma pregunta ¿Quién le puede hacer algo así a una niña?.
En el lugar, el personal fue hermético, no permitió el paso de la prensa, no dio detalles, solo alguien comentó, están cremando el cuerpo, y luego corrieron a quien no pertenecía ni al grupo de la familia, ni del trabajo, ni de los conocidos.
Y en efecto más tarde se supo que Karime fue cremada, solo de Karime se tuvieron noticias, de Mónica, ni sus hijas, ni las autoridades dijeron algo sobre su paradero.
En el sitio solo se vio la presencia del Secretario de Gobernación, Oliver Damas, ni el alcalde, ni las autoridades encargadas de impartir justicia se presentaron a dar la cara.
Más tarde arribó a la funeraria una corona de parte del Procurador de Justicia del Estado, Luis Ángel Bravo.