Más de 500 familias se ubican en un predio ubicado en la colonia Trópico de la Rivera, las condiciones a las que se enfrentan son peligrosas, sin embargo la necesidad y pobreza los ha orillado a luchar por un terreno, aun sin un dueño oficial. Temen ser desalojados.
YANDDERITH RODRIGUEZ
Coatzacoalcos
"Cuando llega la noche, si nos da mucho miedo, no se ve nada, así dormimos con plaga de mosquitos, alacranes, culebras, pero aquí estamos, hasta esto hemos llegado porque por años las autoridades no nos han apoyado", dijo un vecino del sector.
Desde hace 40 años, un predio ubicado en la colonia Trópico de la Rivera, había permanecido en abandono, la gran cantidad de maleza provocaba que los animales huyeran hacia la zona urbana, provocando no solo sustos, también incidentes que afortunadamente no pasó a mayores.
Sin embargo el índice de pobreza en Coatzacoalcos, es alto, muchas familias aún carecen de una vivienda propia, el desempleo, aunado a la falta de oportunidades, los obliga a tener que invadir terrenos, con la esperanza de no ser desalojados.
BAJO AMENAZA
Dos semanas han permanecido en este sitio más de 500 familias, muchas de estas provienen de colonias como, Nueva Obrera, Fertimex, Francisco Villa, y otros sectores de la ciudad, algunos desalojados de viviendas por falta de pago.
"Realmente estamos muy desesperados, no estuviéramos aquí, pasando todas estas carencias, si realmente no lo necesitáramos, tenemos muchos años pidiendo ayuda, ayuda que se nos ha negado", dijo doña Magdalena.
Desde hace 20 años vive pagando renta de un pequeño cuarto, el costo mensual es de mil pesos, madre de tres hijos, y cuyo esposo, hace algunos años perdió la vista, él era el único responsable del sustento de su hogar, y ahora su destino es incierto.
"Con mi esposo enfermo, mal de la vista, nadie ha querido darle trabajo, ahora soy yo la que tengo que buscar la forma de apoyarlos, ya no tenemos para pagar la renta y no tardan en dejarnos a la calle, por eso estoy aquí, porque necesito un espacio donde podamos vivir", dijo.
Historias como estas abundan dentro de este predio, muchas familias que han vivido bajo situaciones de pobreza extrema, personas que han tocado puertas sin tener éxito, y sufriendo el rechazo de las autoridades.
"Nunca nos han tomado en cuenta, muchas personas estamos aquí, no por ambición, estamos aquí por necesidad, porque no hay oportunidades, no hay apoyos ni beneficios, y nos preocupa el futuro de nuestros hijos", manifestó.
APOYO MUTUO ENTRE INVASORES
Los hombres son los encargados de vigilar el lugar, todos con machete en mano, que a simple vista parecieran estar listos para agredir, pero no es así, la razón de esto, es que se encargan de evitar que algún residente sea atacado por algún animal.
En el caso de las mujeres, todas se organizan para preparar los alimentos, un poco de leña y pasto sirven para hacer una fogata, ahí cocinan lo necesario, para después repartir entre todos.
"Todos nos organizamos para vigilar el lugar, formamos grupos y por las noches inspeccionamos cada área, hemos encontrado desde serpientes, alacranes, tarántulas, a todo esto nos exponemos, por un pedazo de tierra, no por querer molestar a la autoridad, como otros medios de comunicación lo dicen, estamos aquí porque lo necesitamos", dijo un residente
"NOS TACHAN DE MALAS PERSONAS"
Caminar sobre este lugar es peligroso, el lodo impide que camines con facilidad, hay que caminar con demasiado cuidado, no pisar entre los cúmulos de maleza, pues debajo de esta área puede haber animales peligrosos.
Por las noches las madres de familia, queman un poco de pastizal, ya que la plaga de mosquitos es más que insoportable.
Dormir es imposible, vivir tranquilos, algo que es cada vez lejano, muchos aseguran haber sido amenazados con ser agredidos si no desalojan el terreno, y aunque aún no hay un dueño oficial, las familias invasoras buscar llegar a un acuerdo, sin que esta situación se salga de control.
"No queremos problemas, agresiones, nada de eso, lo que queremos es llegar a un arreglo con las autoridades, que comprendan nuestra situación, que vean la forma en la que estamos viviendo, no por gusto, más que nada, por necesidad", dijo uno de los habitantes.
Duermen bajo pequeñas e improvisadas casas de campaña, bajo los intensos rayos del sol, bajo temor y desconcierto, pero con la esperanza de que las autoridades les brinden el apoyo que necesitan, llegar a un acuerdo y no ser desalojados.
"Seguiremos en pie de lucha, queremos un lugar donde vivir, un espacio que se le pueda heredar a nuestros hijos. Para nosotros es difícil vivir sin un trabajo fijo, sin oportunidades para tener un terrenito, vivimos a la deriva, pero con la esperanza de que todo termine bien", dijo uno de los habitantes.