Lupita Alor Vázquez
Chinameca, Ver.-Ataviado en un traje de manta, camisa con flores bordada a mano con chaquiras, un pañuelo en la cabeza y flores hecho a base de hilos de colores, Genaro Hernández Hernández el caporal del grupo de los Voladores de Papantla, refiere que la danza es una tradición religiosa-cultural que no debe de faltar en las ferias.
“Realizamos la danza de los voladores, para mostrar a la gente porque Jesús se entregó por nosotros, en este ritual mostramos con nuestra vestimenta de color rojo, todo lo que nuestro señor sufrió en la cruz y que dio su vida para salvarnos, entonces nosotros ofrecemos nuestra danza”.
El entrevistado apunto que los “sones del volador” que refiere a la música que se usa en el rito de los voladores son interpretados por el caporal, músico y danzante que también realiza la función de sacerdote.
Ofrecidos al dios todopoderoso, por ello también utilizan la vestimenta que tiene un significado como las flores que es la belleza del campo, el espejo que traen en el ramillete asemejando un jarrón hecho a mano con piedras y cuyo significado es el paso de los españoles, así como los colores vivos y alegres a base de chaquiras que es el arcoíris, todo como un ofrecimiento a la naturaleza.
El danzante indicó que son seis personas los que suben al palo de aproximadamente 15 a 20 metros de alto, los participantes se les preparan desde los 8 años de edad y a partir de los 12 ya empiezan asistir a los eventos para realizar la danza de los voladores, se van denominando el caporal el primer danzante y así sucesivamente hasta el quinto y sexto.
Don Genero Hernández dijo también que es tradición en la familia la participación para mostrar su cultura totonaca, él inicio desde los ocho años de edad y a sus 42 años tiene toda una trayectoria en estos rituales, y hasta el momento no han tenido ninguna pérdida humana que lamentar, solo en ocasiones pequeños accidentes por la lluvia o situaciones de cables en mal estado.
El árbol llamado zacascuile o palo volador sembrado desde hace 40 años en Papantla, cuentan con dos hectáreas, para las festividades que se requieran una vez al año.
Y como dicta su tradición, para enterrar el palo que utilizaran para su número artístico cultural, hacen un ritual en un hueco, ponen una gallina negra, flores, aguardiente, una danza y entierran todo, con este ofrecimiento a la madre tierra aseguran el éxito de su presentación.