La falta de control sobre el manejo de la res en canal y los altos precios, facilitan la matanza clandestina de reses viejas en condiciones insalubres.
VALENTÍN MÁRQUEZ
Fotos: GELACIO VERGARA
En la región se consume carne de res cara, de dudosa procedencia y contaminada que provoca enfermedades gastrointestinales por la matanza de traspatio y clandestina, así como por su transportación inusual, donde las autoridades sanitarias no aplican la Ley correspondiente, lo cual es aprovechado por introductores y tablajeros.
De acuerdo a informes, la transportación de buena parte de la carne de res que se expende en las carnicerías no se da con las medidas higiénicas que exige la Secretaría de Fomento Sanitario, los animales son sacrificados en sitios clandestinos y comercializados al aire libre, lo que hace que el producto se contamine.
Hay tablajeros que saben la “calidad” que adquieren para la venta, sin embargo, dicen, se debe al precio que ponen los introductores y cuyo costo por kilo en canal de novillo es de hasta 90 pesos, mientras que de una vaca vieja es de 70 pesos, de ahí que el precio por kilogramo al consumidor se haya disparado de febrero a la fecha cuando se comercializaba en 100 pesos, que primero pasó a 110 pesos y ahora a 130 pesos por kilogramo.
Saben también que la carne es de dudosa procedencia, se revuelve con la de búfalo, esto por la falta de inspección de la autoridad correspondiente, que pasa por “alto” la supervisión en las carnicerías de la región en la que se incluye a Coatzacoalcos.
La comercialización de ese ganado representa un riesgo para la salud de quien la consume, y que por los aumentos constantes el desplome del producto ha sido hasta de un 50 por ciento, dice nuestro entrevistado del centro de abasto “Coatzacoalcos”.
“No en todas se vende carne contaminada, el ama de casa debe saber dónde comprar, la carne debe estar en vitrinas, no colgada a temperatura ambiente, es ahí donde se termina de contaminar. Muchos carniceros evitamos utilizar las vitrinas porque pagamos mucha luz, y como no hay inspección sanitaria, se puede hacer la acción, sabemos del riesgo y que podemos ser sancionados económicamente, pero todo se puede”, dijo el entrevistado, mientras una mujer pedía un kilo de bistec.
Los expendios de este tipo de productos no están dentro de la norma oficial mexicana NOM-251-SSA-2009 donde se señalan las prácticas de higiene para el proceso de alimentos, bebidas o suplementos alimenticios.
En ella se señala a la Secretaría de Salud y a la misma Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios como principales autoridades para actuar en consecuencia con quienes incumplan la norma y por consiguiente ponga en riesgo la salud. La norma obliga a contar con establecimientos libres de contaminación de fácil limpieza libre de fauna nociva o plagas y evitar que el producto esté al aire libre, asunto que no cumplen los tablajeros.
Sobre el producto se dice que este encoge, pierde peso y suele contener bacterias provocada por el manipuleo, la falta de limpieza en la ropa y por su transportación, lo que hace que éstas proliferen con las altas temperaturas y la humedad, por ello, el doctor Víctor Atilano dice que el peligro es mayor, refiere que un 70 por ciento de los casos de enfermedades gastrointestinales son por consumir carne contaminada.
De ahí que las autoridades correspondientes deben aplicar las inspecciones correspondientes, así como las sanciones a quienes no cumplen con las medidas que se marca en la norma correspondiente.
El galeno dice que estos establecimientos deben contar con buenas cámaras de refrigeración, así como las vitrinas para tener la carne a la vista del consumidor y evitar dejarla al aire libre, como es costumbre en mercados o locales en las colonias.