BERTHA YAREMI RAMOS MORALES.
Coatzacoalcos.
Un lugar que guarda la historia de una familia, y que con el paso de los años se convirtió en escenario de muchas otras, un restaurant que ha deleitado el paladar de muchas generaciones, y que ha visto el crecer de Coatzacoalcos.
“LA ENRAMADA” se encuentra ubicado en una de las calles principales de nuestra ciudad, la cual dirige al corazón de nuestro puerto, o mejor dicho lo que antes era su zona más atractiva y en la que se empezaron a construir las primeras casas de este gran pueblo.
Don Modesto Francisco era un hombre alegre, trabajador y honesto al que le gustaba el mundo de la política, en 1952 junto a su amada esposa decidió poner una tienda de abarrotes sobre la calle Zaragoza. Afortunadamente el negocio fue creciendo y optaron por ofrecer cerveza, camarón y jaiba.
El tiempo transcurría y Coatzacoalcos seguía desarrollándose, así que las autoridades de aquella época, solicitaron a los habitantes que en el primer cuadro de la ciudad existieran más establecimientos que vendieran comida. Así que Don Modesto abrió su restaurante y desde entonces se continúa vendiendo comida.
Ahora es su hija, la señora Alicia la encargada de atender “La Enramada”, y siguiendo con la tradición de sus padres, sigue ofreciendo a sus clientes el lomito, los camarones, la jaiba, el cangrejo y la tortuga.
Además sigue conservando su esencia, a pesar de que ha sufrido algunas remodelaciones, su cocina sigue poseyendo el azulejo que sus padres le pusieron hace ya más de 62 años atrás. Los platillos se realizan con las recetas secretas, y hasta la música que se escucha es antigua.
Desde que entras puedes percibir que es un establecimiento lleno de historia, y durante nuestra visita pudimos darnos cuenta que Doña Alicia está muy orgullosa de sus padres y que “La Enramada” es más que un lugar, es su vida, porque ahí creció y se formó como la gran mujer que es.
¿Cómo es que decide usted quedarse a cargo del lugar?
Lamentablemente mi papá se empezó a enfermar y mi mamá igual, así que tuve que tomar las riendas del negocio. Sin querer ellos me arrastraron al frente y hasta la fecha. Ya son casi 62 años que seguimos vigentes y agradezco a Dios porque este lugar me deja mucha satisfacción y bueno a mi papá lo recuerdo todos los días, porque me enseño a trabajar, a ser honesta, y gracias a todo eso aquí estamos.
A lo largo de este tiempo ¿Siempre ha conservado el mismo nombre?
Sí, mi papá se lo puso y cuando murió yo no se lo quise quitar, incluso no quería cambiar el nombre del dueño, pero por los trámites legales tuve que hacerlo.
¿No pensó en algún momento cambiar de ubicación?
Yo sí, pero en una ocasión los de la agencia Corona nos sugirieron que nos cambiáramos a otro lado, mi papá aún vivía así que lo hable con él, pero enseguida me dijo que: “NO”, me contestó que aquí me quedará, porque toda la gente que nos conoció de años, aquí nos iba a venir a buscar, y es muy cierto, hay mucha gente que viene y nos dice: Yo vine cuando estaba en la prepa, cuando estaba en la secundaria aquí me traía mi papá. Eso nos llena de alegría, con esfuerzo y lo que usted quiera aquí seguimos, hay que estar continuamente, haya o no haya venta, llueva o truene seguimos vendiendo.
Ha pensado en modificar sus platillos:
Nunca, ya tenemos más de 40 años con el tradicional lomito, cuando es época de cangrejo vendemos las manitas y para vender la tortuga requerimos de un permiso especial, el cual siempre buscamos para tener todo en regla, por esos platillos es que la gente nos sigue.
Políticos del Coatzacoalcos antiguo se reunían a comer en este restaurant, sus paredes fueron testigos de muchas anécdotas, las cuales sólo quedan en la historia de un lugar que tiende a desaparecer en un futuro.
Doña Alicia saco a sus hijos adelante gracias a este restaurant, y a pesar de que todos los día pone empeño y amor a su trabajo, llegará el día que decida dejarlo y no habrá quien desee continuar con un sueño que tiene más de 62 años en nuestra ciudad.
Sin duda “La Enramada” es una restaurant con mucha historia.