-Minatitlecos dieron el último adiós a Cipriano Puertas; sus restos fueron cremados
Rafael Meléndez Terán
Minatitlán, Ver.
Aunque tienen los ojos enrojecidos de tanto llorar por el asesinato del abogado Cipriano Puertas Rubio, las lágrimas en los rostros de los familiares también son de alegría, por la rápida liberación de Cipriano Puertas Decuir, tras haber sido secuestrado la tarde del lunes.
“Lo que sentimos ayer (lunes) es algo que no se desea ni al peor enemigo”, decían algunos de ellos en la funeraria Cristo Rey, que fue abarrotada por familiares, amigos, colegas, funcionarios públicos, empresarios, transportistas, agentes del MP, líderes de cámaras, comerciantes, trabajadores, discípulos y hasta clientes.
No importó el color partidista, todos se unieron para dar el pésame a la familia, que aún no podía dar crédito a la muerte del abogado. Algunos lloraban y otros, visiblemente molestos, protestaban por los altos niveles de inseguridad en Minatitlán.
Algunos más se dijeron presos del pánico, “pues diariamente sabes, te enteras, que uno ya murió, que otro desapareció, por la delincuencia que nos quita a nuestros seres queridos, que nos sumerge en el dolor y la desesperanza, no sabes en manos de quien está tu vida y cómo vas a terminar con tanta violencia”.
La noticia desde el pasado lunes conmocionó a toda la población, pues al ser una persona reconocida, la versión se extendió en cuestión de minutos, pero hasta hoy se congregaron para dar el pésame a la familia.
Las coronas mortuorias, flores y velas llegaban constantemente y el altar donde se ubicada el cuerpo parecía una verdadera florería.
Puertas Rubio fue, según sus conocidos, un profesional de las leyes, “si le llevabas algo chueco, contundentemente decía que no”, relató uno de sus clientes.
De igual manera se refirieron a él como un padre amoroso para sus tres hijos, que hoy le lloran su partida, “tanto los amaba que dio la vida por su hijo”. Era considerado el patriarca y responsable de la familia, según contaron sus consanguíneos.
El experto en leyes formaba parte de un reducido grupo de asesores legales del Complejo Petroquímico Etileno XXI, así como de numerosas empresas asentadas en la región. Fungía también como apoderado legal de la franquicia de una empresa cervecera, es decir su calidad como abogado era innegable y por lo tanto nunca le faltó trabajo.
Cipriano Puertas Rubio fue despedido por su esposa Mónica de Dquir, en medio de aplausos, pero especialmente acompañado de su hijo, privado de su libertad momentáneamente, y que a pesar de las cuatro horas de terror vivido, pudo darle el último adiós a su padre. Sus restos fueron cremados.