27 de Noviembre de 2024

Abandonan a su suerte a dos adultos mayores

Don Ángel y Doña Rosa, ambos de 75 años de edad, viven en El Naranjito.

 

Isabel Gutiérrez

Minatitlán, Ver.

 

Enfermos y solos, subsisten don Ángel y doña Rosa, ambos de 75 años de edad que unieron sus vidas y se juraron amor eterno, sorteando toda adversidad, aunque lamentablemente nunca tuvieron la bendición de procrear un hijo.

 

Esta pareja que por más de 40 años, han permanecido unidos por amor, comprensión y lealtad, ahora la vida les presenta un nuevo reto, el sobrevivir a una terrible enfermedad, que mantiene a doña Rosa postrada en una cama, a la cual lucha contra el cáncer que lentamente le quita sus fuerzas.

 

 

La enfermedad también le ha afectado a su pareja, quien hace muchos años trabajó como taxista, pero que dejó de laborar por haber sufrido un derrame cerebral.

 

Don Ángel, triste y desolado, llora al verse imposibilitado de poder ayudar a su amada Rosa, pues no cuentan con los recursos económicos y a sus 75 años ya nadie le quiere dar trabajo, además que no puede hacerlo, porque tiene un tics nervioso, lo cual le impide coordinar su brazo izquierdo.

 

Esta pareja vive al día en una humilde vivienda, ubicada en el Andador Coco número 6 de la colonia El Naranjito (frente a la Escuela Primaria Heriberto Jara Corona) hoy piden tu ayuda.

 

Son los vecinos que desde el mes de marzo del año en curso, los que se han convertido en el sostén de esta pareja, pues los ancianitos ya no tienen las fuerzas suficientes para conseguir el sustento diario.

 

Este caso, fue difundido en las redes sociales, para conocimiento de gente caritativa y de buen corazón que desee apoyar con víveres a don Ángel y doña Rosa, por mínima que sea la ayuda para ellos será de gran utilidad.

 

Por la gravedad de su enfermedad doña Rosa, lo único que puede consumir  leche de soya, mientras que don Ángel a pesar de su diabetes, dice que no tiene una dieta específica.

 

Las personas que estén interesadas en apoyar a esta humilde pareja, pueden dirigirse al domicilio antes señalado, o bien con el solo hecho de preguntar con la pareja de abuelitos, los vecinos inmediatamente los conducen hacia el modesto domicilio.

 

 


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