MARIO HERRERA ROCHA
NARANJOS
Ni una “manita de gato” le da Petróleos Mexicanos a sus instalaciones que mantiene en esta ciudad, por lo que sus edificios lucen deteriorados, descoloridos y abandonados; sus terrenos se ven plagados de maleza y las calles de la pomposamente denominada Zona Industrial asemejan brechas olvidadas en su mayoría.
La gloria del desaparecido Distrito Los Naranjos (LN) de Pemex hoy habita sólo en la mente de quienes conocieron el emporio que la empresa significó en los años sesenta y setenta, con sus departamentos de Ingeniería de Producción, Protección Catódica, Reparación y Terminación de Pozos, Tuberías y Tanques, Ingeniería de Telecomunicaciones y Logística, entre otros.
La algarabía era perceptible a la hora de la comida en los talleres de Carpintería, Eléctrico, Máquinas-herramientas, Soldadura, al igual que en las áreas como Oficinas Generales, Clínica-Hospital, Planta Deshidratadora y Planta de Rebombeo, entre otras que aún se conservan aunque con un número menor de trabajadores.
Pero en la actualidad ya nada es igual, la industria petrolera en el municipio muestra signos de decadencia, a pesar de que los pozos pertenecientes al centro de trabajo local aún aportan alrededor de 18 mil barriles diarios de crudo y se envían a Ciudad Madero 330 mil barriles diarios de aceite maya y crudo que se reciben de Poza Rica.
Al menos todavía existe el silbato que se puede oír a las 6:00, 6:30, 7:00, 12:00, 12:30, 15:00 y 16:00 horas, recordándole al pueblo la grandeza obtenida por Naranjos gracias al petróleo, pero el día que se deje de escuchar, entonces, todo lo que hoy aún subsiste será historia.