Son muchas las mujeres que han vivido la violencia obstétrica, pero son pocas las que conocen este término y menos quienes la denuncian
CHRISTIAN CUEVAS
Acayucan
Son muchas las mujeres que han vivido la violencia obstétrica, pero son pocas las que conocen este término y menos quienes la denuncian, porque es una práctica tan común que se ha “normalizado” en las instancias del Sector Salud, sin que se sepa que es en realidad un abuso que puede ser hasta castigado.
La violencia obstétrica se genera en la atención institucional del embarazo, parto y puerperio (40 días posteriores al alumbramiento), que brindan los servicios de salud, tanto públicos como privados, y se divide en dos: física y psicológica.
Dentro de la psicológica incluye el trato deshumanizado, grosero y discriminatorio cuando las mujeres piden asesoría o requieren atención, que va desde regaños, burlas, ironías, insultos, desinformación e indiferencia, hasta amenazas y humillaciones.
“La violencia obstétrica la hemos llegado naturalizar a hacerla cotidiana como normal tanto del servicio médico como de las mujeres que acudimos a los centros médicos, ya que se carece de información. Debe haber formación por parte de los médicos y enfermeras lo que el centro de terapias y desarrollo humano podría ofrecer son cursos de capacitación sobre la violencia en general pero enfocándonos a la violencia obstétrica para que médicos y enfermeras entiendan que la violencia obstétrica es un delito y que si ellos en algún momento desconocen que cosa es, cómo se formula y cómo detectarlo o prevenirlo, están a tiempo”, explicó Maribel Torres, trabajadora social.
Se incluye aquí las cesáreas innecesarias, episiotomías, inducciones al parto a través del uso de oxitocina, uso de anestésicos, prácticas de rutina como el rasurado del pubis (tricotomía), enemas evacuantes, monitoreo fetal, y en el caso más extremo esterilizaciones forzadas, temporales e incluso definitivas. Por ello se ha establecido que tanto médicos y enfermeros desconocen este tipo de violencia, misma que es practicada a diario con sus pacientes, por lo cual pueden incurrir en un delito que podría costarles hasta su trabajo o cédula profesional.
Torres, quien atiende el área social del Centro de Terapias y Desarollo Humano, explicó que la violencia es tan común que las mujeres han llegado a pensar que los insultos y regaños son parte de las labores de parto.
“La formación de médico y enfermeras me atrevo a decir que ellos desconocen que están violentando los derechos humanos de las mujeres sin importar la posición económica, o si son mujeres indígenas. Existen programas que llevan a cabo la información y se da de manera generalizada, desconozco si hay alguna institución que capacite a los médicos y enfermeras en la profundidad de lo que es la violencia obstétrica, pero capacitar implica sensibilizar a hombres y mujeres que están como servidores públicos, que atienden a la mujer, y dentro de este tema de capacitación no solo es dar una charla y listo, esto implica talleres con tratos humanizadores donde hombre y mujeres se van a ver con igualdad”, añadió Maribel Torres.