El embajador de Canadá en México, Graeme C. Clark, quien a dos meses de dejar el cargo hizo una evaluación de su gestión, de los nexos bilaterales y de los desafíos, incluyendo la preocupación de los inversionistas por cómo funcionará la reforma judicial mexicana una vez que entre en vigor.
El Universal
CIUDAD DE MÉXICO
"Creo que la relación entre Canadá y México, entre México y Canadá, está un poco a la sombra de Estados Unidos. Los dos países tenemos que tomar uno al otro en serio" e ir "más allá de Estados Unidos", asegura en entrevista con EL UNIVERSAL el embajador de Canadá en México, Graeme C. Clark, quien a dos meses de dejar el cargo hizo una evaluación de su gestión, de los nexos bilaterales y de los desafíos, incluyendo la preocupación de los inversionistas por cómo funcionará la reforma judicial mexicana una vez que entre en vigor.
Está a punto de terminar su gestión. ¿Cuál es el balance que hace?, ¿cuáles son los principales logros?
En la parte interior, asegurar que cada uno en mi equipo se sienta bien, seguro, porque tuve que pasar la prueba de la pandemia, que fue duro para todos. Es un logro, que el equipo se sienta bien.
En segundo lugar, la parte externa: hacer que la relación bilateral tenga perspectivas positivas al futuro, creo que es algo. Hemos tenido momentos de turbulencia en la relación bilateral. La imposición parcial de una visa en febrero, que fue difícil de manejar, porque yo tengo un cariño enorme para su país. Tuvimos que hacer eso porque algunas personas estaban abusando de nuestro sistema de asilo, el sistema de refugiados que tenemos para gente que está huyendo de guerra civil, etcétera. Algunos mexicanos se estaban aprovechando de eso y tuvimos que cerrar un poco la brecha. Si ves los datos: más inversión canadiense, más comercio entre los dos países, más turismo canadiense aquí, más turismo mexicano hacia Canadá, yo creo que el balance es positivo.
Ambos países tenemos una política exterior feminista y eso es muy importante. La agenda de diversidad, de inclusión, la comunidad LGBT, hemos hecho grandes esfuerzos. Es también un valor compartido. Compartimos muchos otros valores, como una aspiración hacia una mejor democracia. Tanto la democracia canadiense como la suya es perfectible. Si podemos trabajar en ese sentido, qué bien… Respeto a los derechos humanos.
Los embajadores no van a cambiar el mundo, cada cual hace su pequeña contribución para que tengamos una relación bilateral más dinámica, que contribuya a la prosperidad común. Porque el éxito de México es también el éxito de Canadá. El medio ambiente es también un tema de entendimiento, especialmente ahora, con el nuevo gobierno mexicano, que creo tendrá una sensibilidad más aguda sobre este tema.
¿Qué mensaje le gustaría dejar al pueblo de México?
Me he dedicado más de cinco años a esta relación bilateral, porque creo es una relación muy importante que está un poco a la sombra de la relación que tanto ustedes como nosotros tenemos con Estados Unidos. Los dos países tenemos que tomar al otro en serio. Tenemos que ver las oportunidades, las complementaridades. El empresario mexicano tiene que ir más allá de Estados Unidos. El empresario canadiense tiene que ir más allá de Estados Unidos y ver las oportunidades aquí. De la misma forma el estudiante, el trabajador, el turista. Tenemos que desarrollar el instinto de conocer al otro. Los canadienses por mucho tiempo no pensaron de manera estratégica en México. Ahora sí, pero tenemos que profundizar ese deseo de acercamiento y creo que los mexicanos tienen que hacer lo mismo de Canadá.
¿Cómo se ve desde su perspectiva este nuevo gobierno de México encabezado por primera vez en la historia por una mujer?
Para mí no es solamente un símbolo, no es solamente emblemático, es un paso histórico para nuestra región. Para Canadá y Estados Unidos es una inspiración. Yo veo las cosas con optimismo. Podemos abrir un nuevo capítulo de la relación bilateral, podemos trabajar conjuntamente, seguir trabajando en temas como la temática indígena, la política exterior feminista, la diversidad e inclusión, el medio ambiente, la transición energética hacia energías más verdes. Yo soy optimista y se siente optimismo también en Ottawa. Hay ganas de trabajar con este nuevo gobierno.
El tema migratorio es clave en las relaciones. Estados Unidos y Canadá han tomado una serie de medidas para controlar los flujos migratorios. Pero estos flujos continúan y continuarán. ¿Cómo entonces se debería manejar a futuro este asunto y qué papel podría jugar México?
Los canadienses queremos una migración ordenada, transparente, legal. Tenemos varios programas muy exitosos entre Canadá y México, como el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales, y otros de breve duración. Lo bonito es que permiten al migrante mexicano pasar meses en Canadá apoyando al sector agrícola y luego volver a sus comunidades. En muchos casos, los migrantes no quieren irse. Quieren volver a sus familias, a su cultura, a construir su vivienda, poner un negocio. Tener más de ese tipo de programas parece parte de la solución.
Me encantaría ver en el contexto de la Cumbre de América del Norte una conversación trilateral, incluyendo tal vez a Mesoamérica, a Centroamérica para tratar este tema, para que no sea sólo un tema de la relación bilateral que tienen ustedes con Estados Unidos, porque nosotros tenemos algo que aportar.
Hay una dinámica muy interesante en México. Ustedes ahora son un país receptor de migrantes, no sólo ya de tránsito (...) El desafío para la sociedad mexicana es pensar cómo integrar esa gente. Cómo sacar provecho, en el sentido no peyorativo del término, de esa presencia. Porque tienen un mercado laboral donde hay puestos que llenar. Este es un cambio de paradigma para los mexicanos. Pero nosotros tenemos mucha experiencia sobre cómo integrar, cómo formar lingüísticamente, cómo buscar vivienda, cómo buscar un trabajo. Puede ser terreno de colaboración.
En el tema comercial. Hablaba usted de la relación positiva que se puede forjar con el nuevo gobierno. Pero éste arranca con una serie de reformas que han generado preocupación en Estados Unidos y Canadá. Por ejemplo, la reforma judicial. ¿Cómo puede evolucionar este asunto?
Hay una canción que dice: "Lo que pasó, pasó". Ya hice mis comentarios, muy respetuosos de la soberanía mexicana, por una parte, y por otra parte expresando que los inversionistas canadienses, que son los terceros inversionistas en México, tienen preocupaciones, quieren saber más, cómo se va a armar esa reforma. También es la postura oficial del gobierno canadiense.
Dicho eso, ya pasó ese momento. Ahora estamos ansiosos de saber cómo se va a desarrollar esto. Diría yo también que es legítimo para un embajador decir lo que acabo de decir. Yo creo. No todos están de acuerdo, pero a veces mi rol también es vincular las preocupaciones de ciertos intereses, de la manera más respetuosa posible. Porque el canadiense sabe lo que es ser golpeado por un país más grande sobre ciertos temas. Lo vivimos todo el tiempo con EU. Nosotros no somos Estados Unidos. Somos un país hermano.
¿Se ha hablado con el gobierno de Claudia Sheinbaum del tema?
Lo que hemos tenido es la posibilidad de un espacio de encuentro para nuestras empresas con la Secretaría de Economía, que nos parece fabuloso como propuesta. Los inversionistas quieren saber más: en qué momento, cuál es el calendario, cuáles son las implicaciones. Quieren saber. Afortunadamente, el secretario [Marcelo] Ebrard y su secretaría están muy abiertos a tener ese diálogo. Nosotros muy felices de participar en esto.
Uno de los principales problemas en México es la violencia relacionada con el narcotráfico. ¿Preocupa a Canadá?
Hay una percepción de eso, y tenemos consejos a los viajeros canadienses muy detallados… Preocupación, tal vez sí, porque son ustedes un país amigo y sé que están enfrentando dinámicas muy complicadas. Si podemos apoyarles de cualquier forma, nosotros felices de hacerlo.
Por ejemplo, tenemos una dinámica trilateral en el tema del fentanilo. Y esto es muy importante porque detrás de la violencia está el fantasma de la droga. En Canadá, por ejemplo, hemos legalizado el consumo del cannabis. No estoy dando una recomendación a los mexicanos en ese sentido, pero en Canadá ha significado que las fuerzas de seguridad, la policía, pueden tocar otros temas.
Para nosotros, hay un largo consenso de que esta es una manera razonable de gestionar este tema.
El fentanilo nos preocupa muchísimo. Aquí no tanto, pero existe esa tendencia. En Estados Unidos y Canadá es terrible. Es un flagelo terrible. Y ese tipo de problemas no se puede resolver solo. Merece colaboración con los demás países de la región, lo que estamos tratando de hacer.
Otro tema que ha generado preocupación es la militarización de la seguridad en México. ¿Cómo lo ve Canadá?
La policía en Canadá no está organizada de la misma manera. Es difícil para mí hablar sobre decisiones internas y soberanas de México.
¿No hay inquietud sobre lo que este poder que ahora tiene el Ejército pueda provocar?
Inquietud no. Estamos observando, haciendo informes a Ottawa para que sepan de esto. Al final del día, lo importante es la eficacia de lo que se ha puesto en marcha. Entonces, veremos.