- Juana Mendoza pide apoyo de las autoridades estatales y federales; dice que lo que más extrañan es la televisión.
El Universal
ACAPULCO, Gro.
Juana Mendoza Galindo llegó al puerto de Acapulco huyendo de la violencia de su esposo en el municipio de San Luis Acatlán, en la Costa Chica de Guerrero. Nunca se imaginó que en unas cuantas horas perdería su patrimonio logrado en dos años y medio por el paso del huracán John.
De origen mixteco, la joven de 30 años se instaló con sus dos hijos varones en una humilde vivienda que rentaba por mil 600 pesos mensuales en la zona de Casas Palenque, de la colonia San Agustín.
Producto de su trabajo como comerciante de verdura y frutas, adquirió en pagos refrigerador, televisión, colchón, sala, microondas y diversos enseres para formar un nuevo hogar, alejado de la violencia familiar que vivió en su comunidad.
Sin embargo, en una de las noches lluviosas por el huracán John perdió la pequeña casa y todos sus enseres, por la crecida del río; algunos de los cuales todavía no terminaba de pagarlos.
La joven Juana cuenta que esa noche de finales de septiembre salió de la vivienda con sus hijos a refugiarse con una amiga por el aumento de la creciente del río aledaño y cuando regresó su casa ya no estaba; la fuerza del agua se la llevó, al igual que otras de la zona.
Mendoza Galindo relata que no alcanzó a rescatar nada, ni la ropa para sus hijos, quienes le preguntan por sus útiles escolares.
"Me refugié con una señora, una amiga que tenía acá arriba y me fui a quedar ahí en la noche. Ya en la madrugada me vine aquí y ya se fue todo", señala mientras observa las estructuras de concreto que quedaron de la que fue su casa por un año y apenas son visibles.
Pese a todo, hay optimismo
Pese a ello, Juana da gracias a Dios por tener vida y tener a sus dos hijos con ella, pues de lo material, dice, poco a poco se recupera.
"Me siento bien porque logré salir de esto, salir viva. Las cosas materiales se trabajan, después se consiguen poquito a poquito. Lo más importante es que estoy bien con mis hijos".
La joven Juana señala que sus hijos de 10 y 13 años extrañan sus libros y útiles escolares que tampoco pudieron rescatar de la casa. "Me dicen, se fueron mis libros mamá, mi mochila. Aunque sea unos económicos, gracias a Dios ya los compré. Ahora voy a comprar su libreta", detalla.
Pese a haberlo perdido todo, la joven que habla dialecto mixteco asegura que no piensa en regresar a su pueblo, sino en levantarse, seguir adelante porque tiene fe en recuperar lo que había logrado en dos años y medio que llegó a vivir al puerto de Acapulco.
"Estoy rentando, se me fue todo, se cayó la casa. Ahorita estoy viviendo con una amiga, mientras consigo otra renta", explica.
¿Te piensas regresar con tu familia?, se le preguntó. "No, no, no. Quiero seguir echándole ganas".
Pide a las autoridades un apoyo para ella y toda la gente afectada por el huracán John, que dejó daños en distintas zonas del puerto de Acapulco. "Yo vi cuando se cayó esta casa, se llevó la segunda".
Juana afirma que sus hijos también extrañan la televisión para ver caricaturas y ella para enterarse de las noticias. Triste, dice que no ha tenido contacto con el dueño de la casa y tampoco con sus papás, ya que en San Luis Acatlán hay poca señal telefónica.
"El dueño, estoy tratando de localizarlo, no me contesta. Anda en Tijuana". Pues todavía no sabe que su casa se la llevó el río.
Varias casas de las colonias San Agustín, Casas Palenque y Los Órganos, entre ellas la de Juana Mendoza Galindo, fueron arrastradas por la creciente del río de la zona que con las intensas lluvias del huracán recuperó su afluente.
En esa zona del puerto de Acapulco desembocan tres afluentes que se conectan con el río La Sabana, que arrastraron más de diez casas de material.
Mendoza Galindo asegura que, hace un año, con el paso del potente huracán Otis de categoría 5, su casa no había sufrido muchas afectaciones y apenas se estaba recuperando de los pocos daños que sufrió, con apoyo de las autoridades federales; sin embargo, los cinco días de lluvia que trajo John este año trajo la crecida del río y fue implacable con esa zona.