7 de Julio de 2025

Asaltan hordas de Trump, el Capitolio

AGENCIAS

WASHINGTON

En un intento de golpe político, miles de ultraderechistas instigados por el presidente Donald Trump invadieron el Capitolio obligando la interrupción del proceso constitucional de la certificación de los comicios presidenciales generando pánico, órdenes de desalojo incluso del vicepresidente, distribución de máscaras antigás a legisladores con órdenes de mantenerse encerrados en sus oficinas mientras el comandante en jefe mantuvo silencio ante el hecho sin precedente en la historia de este país.

La noche del miércoles, después de varias horas de caos y temor ante lo que diversos políticos y analistas llamaron un intento de “golpe”, una “insurrección” y la cosecha de lo cultivado por Trump y sus seguidores con sus ataques contra el proceso democrático durante el ciclo electoral, los legisladores reiniciaron el proceso de certificación del voto entregado por cada estado al Colegio Electoral, el cual culminará con la ratificación del triunfo del demócrata Joe Biden como presidente y Kamala Harris en la vicepresidencia.

Pero lo ocurrido horas antes sacudió en sus centros la estructura política estadunidense. El asalto comenzó alrededor de las 14 horas; los fanáticos del presidente tumbaron barreras de seguridad e irrumpieron en la sede del Poder Legislativo, sobrepasando a las fuerzas de la policía del Capitolio –hecho que provocó sospechas sobre por qué no había más fuerzas de seguridad presentes–, rompieron ventanas, ingresaron al centro del edificio, a las grandes salas de ambas cámaras legislativas, paseando, gritando, enfrentando a policías sin respaldo y provocando pánico.

Varias banderas de la confederación –símbolo de los estados sureños proesclavistas del siglo XIX– ondeaban por los pasillos del Capitolio, algo que nunca fue posible, ni durante la Guerra Civil.

Hubo escenas de policía federal del Capitolio desenfundado pistolas y portando rifles, instrucciones a legisladores y sus equipos de tener a la mano máscaras antigás, alejarse de ventanas y puertas y estar preparados para esconderse debajo de sus escritorios, versiones de paquetes sospechosos y amenazas de bomba, evacuaciones de edificios legislativos en la zona generaron pánico e incredulidad. Una y otra vez políticos y periodistas repetían: “nunca hemos visto algo así”. Para el legislador demócrata Jim McGovern, “esto es un ataque terrorista contra nuestra democracia”.

Los asaltantes ingresaron a las salas del Senado y la Cámara de Representantes, uno entró a las oficinas de la presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi; otro se sentó en la silla desde donde sólo un par de horas antes presidía Pence. Cundió la preocupación por “paquetes sospechosos” y se confirmaron dos artefactos explosivos dentro del Capitolio.

Una mujer aún sin identificar fue herida de bala por policías del Capitolio y más tarde murió en un hospital, y se informó de otras tres muertes por “emergencias médicas”; se reportaron varios policías heridos y más de 50 arrestos.

Según historiadores, el Capitolio no había sido asaltado desde 1814, en la guerra contra Gran Bretaña.

La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, declaró un toque de queda absoluto en la capital a partir de las 18 horas, nunca antes impuesto a ese extremo. Aunque se anunció que se había ordenado y estaban en camino la Guardia Nacional –Trump inicialmente rehusó aprobar la solicitud para activarla– y fuerzas de la policía estatal de Maryland y Virginia, la ausencia de fuerzas de seguridad asombró a observadores a lo largo de la tarde.

Unas cuatro horas después, las autoridades declararon que el Capitolio estaba de nuevo bajo su control, pero manifestantes se mantenían en la periferia, a pesar del inicio del toque de queda.

Durante las primeras horas del asalto, Trump guardó silencio, sólo envió un tuit por medio del cual solicitó a sus fanáticos respetar a la policía, pero no retirarse del Capitolio.

El presidente electo, Joe Biden, declaró, en un mensaje al país: “en estos momentos, nuestra democracia está bajo un asalto sin precedente… un asalto sobre los representantes del pueblo… un asalto sobre el imperio de la ley”. Agregó que “esto no es disidencia; es desorden, es caos…. tiene que acabar ahora”. Exigió a Trump que de inmediato “demande un fin a este sitio”.