5 de Junio de 2025

ENTRE OVNIS Y ALIENS / Del Club de Loquitos a la Cátedra del Futuro: La Urgente Profesionalización del Fenómeno OVNI

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MARCIANO DOVALINA

“La única manera de comprender el fenómeno es aceptando que se escapa a nuestras categorías y, por tanto, necesita nuevas categorías, nuevos lenguajes, nuevas instituciones.”

Jacques Vallée

Y esas instituciones no se van a construir solas.

Durante décadas, el fenómeno OVNI fue secuestrado por las carcajadas, el sensacionalismo barato y la ciencia con aires de nobleza que miraba hacia otro lado. Era fácil —y cómodo— reducirlo todo a una caricatura: un sombrero de papel aluminio, un ranchero que vio luces y un investigador con nombre de mago frustrado. ¿El resultado? Una de las preguntas más serias de nuestra existencia fue relegada a la sección de chismes cósmicos.

Pero eso ya no basta.

Estamos en 2025 y el fenómeno OVNI —ahora con nombre de traje y corbata: UAP (Unidentified Aerial Phenomena)— ha dejado de ser un tema de mesa redonda en la madrugada para transformarse en asunto de seguridad nacional, tecnología avanzada y hasta diplomacia interplanetaria, sin embargo, algo no ha cambiado: la falta de profesionalización.

Porque sí, sigue habiendo quienes venden humo cósmico a 199 pesos por curso online, sigue habiendo youtubers que le meten música de expedientes secretos a cualquier punto luminoso que tiembla en el cielo, y lo llaman “reptiliano en fuga”. Sigue habiendo “contactados” que cambian de galaxia según la moda. Pero lo que casi no hay —o hay muy poco— es formación académica seria, metodología rigurosa, trabajo interdisciplinario y protocolos de investigación.

El fenómeno OVNI no es solo un avistamiento, es una intersección de disciplinas: física, historia, psicología, teología, política, astronomía, derecho internacional, antropología y más. Estudiarlo con seriedad no debería ser un acto de fe ni de excentricidad, sino una necesidad intelectual, una urgencia científica y una obligación ética.

¿Dónde están los programas universitarios que lo aborden sin miedo al ridículo? ¿Dónde están los centros de análisis con estándares internacionales, no solo para investigar los objetos voladores, sino las consecuencias humanas, sociales y filosóficas del contacto? ¿Dónde están los presupuestos, las tesis, los buenos congresos, los protocolos, los comités bioéticos?

Profesionalizar el fenómeno OVNI es quitarle la peluca y el maquillaje de payaso que la sociedad le puso durante el siglo XX, y ponerle bata de laboratorio, toga académica y micrófono serio en conferencias internacionales, no para domesticar el misterio, sino para dignificar su estudio.

Porque el día que se abra oficialmente la puerta —y no hablo de filtraciones, sino de contacto consciente y documentado— no bastará con decir “yo sí lo sabía”. Habrá que saber qué hacer con eso: cómo interpretarlo, cómo regularlo, cómo proteger al ser humano ante lo incomprensible y eso no se improvisa.

Es momento de que el fenómeno OVNI/UAP deje de ser el último vagón del conocimiento humano y empiece a ser locomotora, pero eso sólo ocurrirá cuando dejemos de jugar a los X-Files y empecemos a construir X-Institutos, X-Facultades y X-Memorias académicas.

Que vengan los alienígenas, claro, pero que nos encuentren listos, con un telescopio en una mano y un código ético en la otra.

Porque si no profesionalizamos el misterio el misterio nos tragará sin hacer preguntas.