12 de Junio de 2025

ENTRE OVNIS Y ALIENS / OVNIs y cambio climático: ¿observadores o interventores? / MARCIANO DOVALINA

19a

Los humanos se creen el centro del universo y ni siquiera entienden su patio trasero. Juegan a ser dioses con plástico, petróleo y poder; contaminan océanos, talan selvas, incendian montañas sagradas y luego preguntan: “¿por qué nos pasa esto?”. Y mientras el termómetro del planeta grita, hay algo allá arriba que nos observa en silencio.

Porque sí, los OVNIs —o como ahora les dicen con maquillaje burocrático, UAPs— no sólo aparecen en desiertos ni sobre portaaviones, también se dejan ver donde la Tierra sufre: encima de volcanes activos, centrales nucleares, zonas de guerra, plataformas petroleras, fallas sísmicas y glaciares en agonía.

¿Están documentando nuestra caída? ¿O están aquí para evitar que el mono con smartphone apriete el botón final?

En Chernobyl, testigos juraron haber visto una esfera luminosa antes de la explosión. En Fukushima, operarios narraron luces imposibles días previos al desastre. En México, hay reportes de naves sobre el Popocatépetl, como si vigilaran a la gran abuela dormida. ¿Coincidencias? O quizás estamos ante una vigilancia ecológica de nivel cósmico, como si fuéramos una especie protegida… que no se protege a sí misma.

Y entonces llega la pregunta incómoda: ¿nos observan o nos contienen?

Tal vez somos el virus, tal vez somos el experimento, tal vez la Tierra no es nuestra, y ellos —los otros, los que no necesitan visa ni oxígeno— vienen cada tanto a tomar nota del daño. ¿Te imaginas? Un Consejo Galáctico revisando informes: “Planeta 311: sigue sin aprender. Registro de avistamientos en zonas de colapso ambiental. Nivel de conciencia colectiva: negativo”.

No, no es paranoia, es geografía espiritual y geopolítica cósmica, los lugares donde más duele la Tierra, son también donde más aparecen ellos, como si fueran médicos de urgencias planetarias, o testigos de nuestra lenta y arrogante autodestrucción.

Así que, cuando mires al cielo y veas una luz extraña flotando sobre un bosque incendiado, no pienses en invasión, piensa en diagnóstico y pregúntate: ¿qué diría un extraterrestre de nosotros si leyera el mar muerto, la Amazonía mutilada o el aire de Monterrey?

Quizá el fenómeno OVNI no sea un misterio militar, sino un espejo y en ese reflejo, lo que duele no es lo desconocido… es lo que nos hemos hecho a nosotros mismos.