El defensor de los 'góbers' corruptos
Salvador García Soto
La imagen del ex procurador de la República, Antonio Lozano Gracia, manejando una camioneta Porsche Cayenne último modelo, haciendo al mismo tiempo de chofer y de abogado de Guillermo Padrés lo decía todo: el ex gobernador de Sonora, acusado de delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita y defraudación fiscal, tiene defensa “de lujo” con el primer ex procurador panista en la historia y su prestigiado y costoso despacho Lozano Gracia abogados, que se precia en su presentación de ser “la mejor firma de abogados de México”.
De hecho, información confirmada por fuentes de la PGR, afirma que Padrés “siempre estuvo en la Ciudad de México” oculto, precisamente, en las oficinas del despacho de Lozano Gracia, ubicadas en Montes Pirineos, 740, en las Lomas de Chapultepec. Es el mismo lugar donde también se sospecha que ha estado oculto en las últimas semanas —desde que huyó de su estado escondido en una cajuela de un auto y luego en un helicóptero oficial— el gobernador con licencia de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, quien según esas mismas fuentes, también es defendido por el ex procurador panista.
El despacho Lozano Gracia y abogados se caracteriza por sus elevados costos y por la sólida experiencia de sus socios litigantes. La experiencia del ex procurador, en su paso por la PGR de Ernesto Zedillo, entre 1994 y 1996 —con todo y calacas, La Paca y El Encanto— y sus relaciones en el mundo político y judicial, apuntalado también por su tutor Diego Fernández, lo hacen uno de los despachos más buscados por acusados de “alto perfil”, en este caso los gobernadores, tanto el panista como el priísta, acusados de corrupción y de delincuencia organizada en sus estados.
El afilado colmillo de Lozano Gracia se evidenció en el montaje mediático y judicial que organizó para la “entrega” de Guillermo Padrés el jueves pasado. Al golpe de efecto que buscaba con la entrevista radiofónica donde anunció su presentación ante el juez y se declaró “perseguido político”, seguía una detallada estrategia: al salir de Radio Fórmula, iría de motu proprio al Juzgado 12 de Distrito, en el Reclusorio Oriente, donde su idea era presentarse, declarar por dos acusaciones que no eran graves y por las que saldría de inmediato “bajo caución”: defraudación fiscal y operaciones con recursos de procedencia ilícita. Con esa idea y un amparo que habían presentado para saber si tenía otras acusaciones, Lozano sacó a Padrés de su escondite, lo llevó al radio y luego al juzgado con la idea de que saldría para enfrentar su proceso en libertad.
Lo que no contaba el colmilludo Lozano es que la PGR tenía ya lista otra segunda orden de aprehensión por el delito de “delincuencia organizada” que se activó al momento en que Padrés salió de la madriguera para montar su show. Ese segundo delito, que no conocían ni Lozano Gracia ni su defendido, fue el que, al ser considerado grave por el Código Penal, ya no le permitió abandonar el Reclusorio y quedó detenido mientras se define su situación legal. Y esa misma acusación permitió que el hijo, Guillermo Padrés Dagnino, fuera detenido sorpresivamente cuando salía confiado del Reclusorio Oriente, y quedará a disposición del juez Cuarto de Procesos Penales con sede en Toluca, bajo el cargo de delincuencia organizada, por el que también buscan ahora a Miguel Padrés Elías, hermano del ex gobernador, y señalado por el mismo Guillermo Padrés como “el más rico de la familia” en una conferencia donde ambos presentaron su declaración patrimonial.
Así fue como la PGR, con paciencia, astucia y un as bajo la manga, esperó durante casi un mes que Lozano sacara a Padrés de su despacho, donde afirman que lo tenía resguardado, y logró detenerlo junto con su hijo.
Y si, como dicen, ahí se encuentra también Javier Duarte, a quien junto con Lozano Gracia también lo defiende el ex candidato presidencial panista, Diego Fernández de Cevallos, no sería extraño que, tras la maniobra de ayer, de mandar una carta al Congreso local de Veracruz anunciando su regreso a la gubernatura, también esté la mano de tan experimentados abogados. Si como decían ayer ex colaboradores muy cercanos de Duarte, “la carta es real, su firma es legítima” y hay fotografías y constancias que ubican a Jorge Ramírez Tubillas, primo de su esposa Karime Macías, entonces Javier Duarte de Ochoa ya sería en este momento otra vez gobernador constitucional en funciones, aunque no se presente en el estado, porque la Constitución local sólo lo obliga a “dar aviso” al Congreso de su intención de volver a la gubernatura, un cargo de elección irrenunciable.
Si la carta es real, Duarte tiene nuevamente fuero y no podría ser detenido por la PGR al menos hasta después del 31 de noviembre cuando termina oficialmente su cargo. Y eso tal vez busque ganarle tiempo en su estrategia de defensa. ¿Saldrá también Javier Duarte de la madriguera azul?