-Claudia Alonso fue identificada por sus familiares en Tabasco; viajaba a penal del Altiplano a visitar a su esposo
Rafael Meléndez Terán
Minatitlán, Ver.
La familia Alonso Luría nunca imaginó que la noche del sábado sería el último día en el que vería a su única hija mujer: Claudia, que terminó su vida calcinada en un camión en el municipio de Rodríguez Clara, la madrugada del pasado domingo.
Sus padres presintieron que algo malo había pasado, porque no se comunicó con ellos esa mañana, como siempre lo hacía, para informarles que había llegado sana a la Ciudad de México.
Viajaba cada 20 días al centro de reclusión de máxima seguridad del Altiplano, en el Estado de México, para ver a su esposo Yair López de la Cruz, quien purga una condena por haber participado en el secuestro y asesinato del pequeño Juan Enrique Espinosa Díaz, de nueve años, en la ciudad de Minatitlán, en el año 2009.
La noche del pasado sábado abordó el autobús en la carretera Federal 180, a la altura de la colonia Veracruz, como lo hacía desde hacía más de año y medio, relató su padre, Roberto Luría Juárez.
“Yo le dije que no fuera, pero ella me respondió que era la única que iba a ver a su marido, que estaba solo en la cárcel”, narró totalmente consternado el campesino, vecino de la colonia Las Delicias.
El lunes inició el infierno familiar, cuando se enteró del trágico suceso a través de los diarios e inmediatamente se dirigieron –él, su esposa y un amigo de la familia- a la ciudad de Acayucan, “adentro de mí algo me decía que no volvería a ver viva a mi hija, porque al otro día nos estaba marcando que ya había llegado, pero ahora no”, dijo el padre de familia en medio de un llanto desconsolado.
Ya en Acayucan perdieron la esperanza de hallar con vida a Claudia, pues la lista de sobrevivientes era oficial y en ella no se encontraba el nombre de su hija, por lo que ese mismo instante decidieron viajar hacia la ciudad de Villahermosa para identificar su cuerpo. Cada minuto se hacía eterno.
Mientras llegaban familiares y amigos a dar el pésame a su domicilio en la calle Revolución esquina Vicente Guerrero, de la colonia Las Delicias, el señor Roberto contó que llegaron al Servicio Médico Forense (Semefo) de la capital tabasqueña, pero él no tuvo el valor para verificar los restos de la joven.
ADORABA A LA SANTA MUERTE
Armada de mucho valor, la madre de Claudia, Olga Luría Hernández, pudo identificar a su hija sin dudarlo, pues traía consigo un amuleto de la Santa Muerte, regalo reciente de una amiga suya, “con todo el dolor de mi alma tuve que dar con mi niña, vi rápido que era ella, estaba en la caja número 6”.
“La reconocí también por sus piernitas, de la cintura para abajo estaba quemada pero yo pude ver que eran sus piernitas, de arriba su carita y su estómago todo estaba calcinado”, dijo profundamente acongojada al recordar esa imagen, que, dijo, nunca olvidará.
Igual que su esposo, la señora Olga contó que cada vez que llegaba el tiempo de irse al reclusorio, ella le hacía la misma petición: “no vayas, mija, me da miedo que te pase algo”.
Pero Claudia le respondía que si no iba su esposo se iba a matar, “porque ella era su única familia, su mujer, su motivación, era lo que lo mantenía vivo, ella murió con la esperanza de que algún día él iba a salir libre”.
Afortunadamente, Claudia, quien era dueña de una tienda de abarrotes en la colonia Insurgentes Norte, no tuvo hijos, pero estaba por iniciar un tratamiento de fecundidad, porque quería ser madre.
VIUDO DESCONOCE LA TRAGEDIA
Según la señora Olga, el ahora viudo no sabe aún de la desgracia, pues ellos no mantuvieron contacto con él después de que fue enviado al penal federal y no tienen forma de comunicarse con él ni con su familia.
Informó que su hija y el inculpado en el sonado caso del asesinato del pequeño “Quique”, se casaron en el centro de Readaptación Social (Cereso), Duport Ostion, de Coatzacoalcos.
La comerciante tenía la esperanza de que su esposo saliera de la cárcel en octubre, pues estaba confiada en la inocencia de su pareja.
MAÑANA LLEGAN LOS RESTOS
EL gobernador de Tabasco, Arturo Núñez Jiménez se comprometió a hacerse cargo del traslado de los restos a esta ciudad, y para ello los padres tuvieron que regresar a Minatitlán para tramitar actas de nacimiento y otros documentos oficiales.
A pesar de haber sido identificada, a la minatitleca le hicieron las pruebas de ADN, informaron.
Los deudos arremetieron en contra de los dueños de la empresa “Viajes Huicho´s”, ya que se han deslindado de la responsabilidad de la muerte de los 35 pasajeros, específicamente a ellos no les contestan el teléfono ni se comunican para ese efecto.