OMAR VÁZQUEZ VALENCIA
Cosoleacaque
Mientras que personal de la Policía Ministerial continúa ejerciendo “trabajo” ejecutando órdenes de aprehensión contra padres desobligados, por las calles caminan presuntos homicidas que han enlutado viviendas de la ciudad con actos que continúan impunes y sin ser resueltos.
La falta de investigación deja claro que seguramente el homicidio cometido en agravio del albañil Kleyver Morales Zarate, quedará impune y es que la noche del día 2 del mes de abril de este año, se encontraba ingiriendo bebidas embriagantes en el interior del Bar denominado “Blankita” ubicado sobre el andador Guayabas frente al número 17 de la colonia El Naranjito cuando comenzó el pleito.
Esa noche el individuo inició una gresca, salió al patio del establecimiento y recibió una certera puñalada que le destrozó el corazón; murió de forma instantánea, al poco tiempo llegaron Policías Navales, elementos ministeriales y el resto del cuerpo “investigador”.
Con todo y los impedimentos para cumplir con la labor periodística, usando el pretexto que “protegen” la zona del crimen, hasta hoy no se sabe del paradero del presunto responsable.
Y es que lo que ellos llaman proteger la escena del deceso, en realidad forma parte de la censura y la cansada lucha entre medios de comunicación y autoridades, los primeros por informar de manera veraz y oportuna los hechos y el segundo en ocultar a toda costa cualquier acto de sangre.
MÁS HOMICIDIOS IMPUNES
El más reciente homicidio en Cosoleacaque ocurrió la noche del 25 de mayo del año en curso, hasta las instalaciones del bar denominado “Bar-Rigón” ubicado en la calle Francisco I. Madero sin número de la colonia Cerro Alto, llegó un grupo de gente armada, a la voz de “esto es un asalto” mataron al individuo Eduardo Martínez Martínez, de 39 años.
En ese mismo hecho resultó lesionado Mauricio Martínez Torres, de 32 años de edad, persona que presuntamente convivía con el occiso dentro del “Bar-Rigón” y que fue consignado por homicidio, aunque para los expertos se trató de un simple acto desesperado por no dejar más casos impunes, pues al final existieron irregularidades en la causa de la investigación, según explicaron especialistas en materia.
Se trata de uno de los muchos crímenes que siguen en los archivos y nulos recuerdos de la sociedad, que continúa viendo con ojos de horror los secuestros, asaltos, robos de carro y casa habitación, extorsiones y violentos homicidios.
Queda más que claro la falta de una verdadera policía capacitada tanto para prevenir como para investigar, siendo una cruda realidad que golpea la zona sur del estado de Veracruz y gran parte del territorio jarocho.
