16 de Septiembre de 2024

La Montaña, más cerca de África que de Dinamarca

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  • Como ejemplo, el Hospital General de Tlapa, el único de la región: tiene 50 camas y siete para urgencias para atender a más de 400 mil personas de la zona.

El Universal
CHILPANCINGO, Gro.

El servicio médico en la Montaña de Guerrero es más parecido al de los países del África subsahariana que al de Dinamarca, considera Abel Barrera Hernández, director del Centro de Defensa de los Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan.

"No sé si cuando lo dijo [el presidente Andrés Manuel López Obrador, que el sistema de salud de México es mejor que el de Dinamarca] lo hizo pensando en los pueblos indígenas.

"Lo que dijo, en el caso de la Montaña, en lugar de remitirnos a Dinamarca nos remite más a los países del África subsahariana. Esta comparación se hace desde hace 25 años por los niveles de pobreza y marginación que se viven en la Montaña. Acá, en lugar de hablar del paraíso de la salud, hablamos de la tragedia de las enfermedades. Seguimos hablando en la Montaña de fallecer de muerte materna; morir por desnutrición, por falta de médicos y medicamentos", subraya.

Barrera Hernández es un defensor de los derechos humanos que conoce a la perfección la Montaña de Guerrero. El activista señala que en este sexenio se resintió más la falta de equipo, de medicamentos y de médicos y especialistas.

Ejemplifica con el Hospital General de Tlapa, el único de la región: tiene 50 camas y siete para urgencias para atender a más de 400 mil personas de la zona.

"Ahora, con el problema del dengue, la gente está esperando hasta cinco horas para que los atiendan y como no los reciben se van, aunque lleven las plaquetas bajas, pero no hay forma de internarlos, está colapsado el hospital.

"El problema es que todos los problemas de salud llegan a Tlapa y el hospital no tiene la capacidad para atender la demanda", dice.

Además de las ineficiencias e insuficiencias en los hospitales, explica Barrera Hernández, se vive el mal trato, la discriminación. Pone otro ejemplo: en el Hospital de la Madre y el Niño Indígena, también en el municipio de Tlapa, a los familiares de los pacientes no les permiten estar fuera del hospital.

"Hay un trato discriminatorio, indigno, inhumano, no se les brinda la información necesaria. La mayoría de las mamás son de las comunidades que muchas veces sólo hablan su lengua y no entienden. Del personal reciben malos tratos, las regañan porque llegan con complicaciones y las regañan porque las atienden las parteras tradicionales. Por su situación de analfabetismo las quieren tratar como si fueran irracionales", denuncia.

Si no muere en el hospital, no cuenta

Barrera Hernández y el equipo de Tlachinollan han detectado cómo los hospitales bajan las estadísticas de las muertes maternas.

"Tenemos registro de que en los hospitales se niegan a atender casos de partos con complicaciones, porque no quieren que ahí se registre una muerte materna. Hay un caso de una mujer que la trasladaron al Hospital de la Madre y el Niño de Chilpancingo desde Ometepec, por la gravedad que tenía. En Chilpancingo la rechazaron y la devolvieron a Ometepec, le dijeron que se tenía que atender allá.

"De vuelta en Ometepec, en el hospital le dijeron que se fuera a su casa. Lo que deducimos es que no quieren registrar una muerte materna. Están obstinados en dar buenas cuentas", acusa.

Otro sector vulnerable, añade el activista, es el infantil.

"Hay casos de niños desnutridos que no se atienden, no hay control de vacunas, no hay campañas de vacunación, ahora no les dan seguimiento. Los niños están más indefensos. Los menores siguen con desnutrición, teniendo problemas graves por diarreas, por parásitos. Son niños que no cuentan con agua potable, a muchos se los llevan a trabajar como jornaleros y allá hay un descuido mayor", explica.

Todo esto es aprovechado por clínicas privadas y farmacias: "La gente tiene que comprar sus medicamentos porque no hay en los hospitales. Se convirtió en un gran negocio... y lo peor es que ningún gobierno responde por estas deficiencias", señala Barrera.


En Metlatónoc los niños enferman debido a la pobreza

Las niñas y niños de Guerrero son los más vulnerables ante la falta de servicios médicos, principalmente en municipios como Metlatónoc.

Al mes, el Centro de Salud de dicho municipio da unas mil consultas, se calcula que 60% son niños con problemas de deshidratación por diarrea y neumonías.

Eso no es casual, dice un médico que pidió el anonimato para evitar represalias de la Secretaría de Salud estatal.

Explica que las deshidrataciones se deben a diarreas mal cuidadas, provocadas porque los menores no tienen agua potable en sus casas.

También son niños que están al cuidado de los abuelos porque sus padres se fueron a trabajar de jornaleros.

"Los abuelos hacen lo que pueden, ya no tienen la fuerza suficiente, y luego los padres no les mandan dinero suficiente", detalla el médico.

Otra razón, que es el origen de todo, es la pobreza. Los niños llegan hasta la deshidratación porque los padres o los abuelos no tienen dinero para viajar a la cabecera municipal. Un traslado les puede costar hasta mil pesos.

"Muchos esperan, les dan remedios caseros con la esperanza que se recuperen, porque no tienen dinero o no quieren pedir prestado, pero al final llegan acá con un cuadro muy grave", dice el médico.

En el caso de las neumonías, son niños que viven en casas precarias, de paredes de madera y techos de lámina, donde el frío entra con libertad.

De acuerdo con el Coneval, en Metlatónoc 92% de los habitantes no cuentan con servicios básicos en sus viviendas.

La otra razón es obvia: la falta de médicos. Si los pobladores tuvieran un médico cerca no tendrían que esperar ni endeudarse.

Una razón más: la mala alimentación. Los menores comen lo que pueden.

La tragedia

En abril de 2023, un niño de 2 años de edad de Calpanapa, en Cochoapa El Grande, murió por falta de médicos.

La abuela lo llevó a la unidad médica de Dos Ríos, donde no hubo médico, ni ambulancias. El niño padecía diarrea, vómito y fiebre. Estaba grave. La abuela decidió trasladarlo a Tlapa. En el camino murió por parasitosis.

El niño vivía con su abuela porque su madre y su padre, al momento de la muerte, estaban trabajando en algún campo del norte.