Con el pretexto que los predios invadidos son particulares, las autoridades municipales permiten que esta práctica avance.
Martín Cruz
Nanchital, Ver.
La invasión en terrenos de particulares y zona de peligro hecha por grupos de paracaidistas se ha convertido en una práctica que las autoridades municipales, al no tener representación legal, no pueden frenar pese el riesgo que esto implica.
Y es que un grupo de personas con machetes, cuchillos y palas se apoderó del área verde que se localiza entre el Hospital de Pemex y la unidad deportiva José María Morelos y Pavón, en el fraccionamiento Guadalupe Tepeyac, terreno que es propiedad de la Sección 11 del Sindicato Petrolero y en donde lo más grave es que ahí atraviesan ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Estas personas, que se dicen de escasos recursos, se organizaron para adjudicarse este predio, y una vez estando en el lugar, talaron árboles y arrancaron maleza, asimismo iniciaron la delimitación por lotes de este terreno colocando cuerdas y estacas.
En este sentido las autoridades municipales se van por lo “suave”, ya que argumentan que por un lado no intervienen por precaución, es decir, para evitar ser agredidos por los paracaidistas, y por el otro, debido a que el ayuntamiento no tiene la representación legal para intervenir por tratarse de un predio particular, en este caso de la sección petrolera, sin embargo, aunque no sea responsabilidad directa de las autoridades locales, deben exhortar a los dueños proceder por la vía legal al estar dicho terreno geográficamente ubicado en el municipio de Nanchital.
Al respecto la autoridad responde que sólo está facultada, a través del departamento de gobernación y protección civil, para hacer recomendaciones, estas son: desalojar el lugar ante el peligro que representa habitarlo, o bien si insisten en permanecer, no quemar las áreas verdes para que no se salga de control el fuego, abstenerse a la deforestación, y pedirles que no escarben en esta zona ya que ahí atraviesan líneas potenciales que transportan productos químicos de alta peligrosidad.
Los paracaidistas del predio colindante con el hospital general, refieren que no cuentan con un patrimonio propio y que a través de las autoridades no han logrado obtener ninguna área de oportunidad que les permita acceder a programas de vivienda, en tanto que debido al desempleo se les complica rentar una casa, por lo que se ven en la necesidad de ingresar en estos espacios que han permanecido por muchos años en la ociosidad, a sabiendas de que son propiedad privada y debajo de ellos corren ductos de la industria petroquímica.
En 2014, grupos simpatizantes de La Unión General Obrero, Campesina y Popular (Ugocp) y Antorcha Campesina, se apropiaron del terreno conocido como La Plaza de Toros a la entrada del fraccionamiento San Miguel Arcángel, posteriormente otro grupo de invasores se apropió de la reserva ecológica frente a la quinta Piña Lara hasta el bulevar San Pedro y San Pablo. En esta extensión de terreno, atraviesan ductos de Pemex, empresa que en su momento hizo las supervisiones con el fin de que los invasores respetaran los derechos de día.
Al año siguiente, los invasores de El Rodeo, fueron desalojados tras la orden girada por un juez y con la intervención de la fuerza pública y el uso de maquinaria, sin embargo, a las pocas horas, las familias simpatizantes del movimiento antorchista, retornaron al terreno propiedad de la Sección 11 con el argumento de que las más de 30 hectáreas son propiedad federal, ante la cual habían iniciado los trámites para la compra venta.
La práctica de la invasión ha ocasionado daños drásticos a los pocos pulmones con los que cuenta el municipio, ante la tala los miles de árboles, y con ello, los infractores han propiciado la destrucción de los hábitats de distintas especies animales, algunas en extinción.
Son varias las colonias de Nanchital que se han establecido a base de la invasión en propiedad privada y zonas de riesgo, algunas de estas que con los años han creado “derechos” y están en vías de regularización, estas son: Monte Albán, San Regino-Plutarco, San Regino-La estrellita, El Oasis, Santa Teresita, sumándose a éstas las más recientes El Rodeo y La Nueva Esperanza.
Mismas que son ocupadas por personas de escasos recursos, que no han podido tener acceso a programas de vivienda, y que la falta de un buen salario o el desempleo, les impide conseguir un patrimonio. Sin embargo, algunos de los que se adjudican estos espacios no son vecinos de esta localidad o bien proceden de otros municipio con el afán de adquirir un lote y posteriormente negociarlo. Son además trabajadores petroleros, jubilados, concesionarios de transporte público, comerciantes, inclusive, personas que ya cuentan con vivienda en otro sector de la localidad pero con la ambición de ampliar su patrimonio.