- La Estación Espacial Internacional forma parte de los laboratorios donde la NASA realiza el ambicioso proyecto Cancer Moonshot que busca reducir la tasa de mortalidad por cáncer en al menos 50%.
El Universal
CIUDAD DE MÉXICO
A 400 kilómetros sobre nuestras cabezas se cultivan tipos específicos de células en 3D que imitan las complejas funciones biológicas de órganos del cuerpo humano. Con la microgravedad como aliada, estos chips de tejidos permiten probar de diferentes formas cómo responden las células al estrés, a ciertos medicamentos o a cambios genéticos.
La Estación Espacial Internacional forma parte de los laboratorios donde la NASA realiza el ambicioso proyecto Cancer Moonshot que busca reducir la tasa de mortalidad por cáncer en al menos 50% durante los próximos 25 años y mejorar la experiencia de las personas y familias que viven con la enfermedad.
Se estima que anualmente en el mundo se suman alrededor de 2.3 millones de casos nuevos de cáncer de mama, representando 12% de todos los tipos de cánceres. El cáncer de mama es una enfermedad en la que células de la mama con alteraciones se multiplican sin control y forman tumores que, de no tratarse, pueden propagarse por todo el cuerpo y causar la muerte.
Subrayar la lucha
Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, el 19 de octubre se realiza el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, cuyo objetivo es crear conciencia y promover que cada vez más mujeres accedan a pruebas, diagnósticos y tratamientos oportunos y efectivos. Algunas de las más importantes instituciones de investigación científica presentan sus estudios más relevantes en los últimos años, cuyos resultados son una muestra de los retos y oportunidades en investigación.
Precisamente el proyecto de la NASA ha proporcionado a los científicos un modelo representativo de las condiciones del cuerpo humano para evaluar la acción de los fármacos y su toxicidad antes de comenzar los ensayos clínicos. Esto podría reducir significativamente el costo del desarrollo de medicamentos, sobre todo considerando que más de la mitad de los nuevos fármacos fracasan en la fase de prueba de ensayos clínicos o preclínicos.
Siempre se están estudiando nuevos tipos de tratamientos para el cáncer de mama. Por ejemplo, en los últimos años, han sido aprobados nuevos medicamentos dirigidos para tratarlo. La terapia dirigida, también denominada medicina de precisión o medicina personalizada, está diseñada para atacar específicamente a algunos cambios o sustancias de las células cancerosas, pues se basa en las características moleculares de la biología tumoral del paciente.
La terapia dirigida actúa sobre las proteínas que controlan la forma en que las células cancerosas se multiplican, dividen y diseminan. Así, a medida que los investigadores aprenden más sobre los cambios del ácido desoxirribonucleico (ADN), mejoran la capacidad de diseñar tratamientos dirigidos a estas proteínas.
Por otra parte, los análisis genómicos, como los realizados a través del Atlas del Genoma del Cáncer, una iniciativa con información en patrones de origen celular, procesos y mecanismos oncogénicos y rutas moleculares, ha proporcionado, en los últimos años, mayor información sobre la diversidad molecular del cáncer, lo que podría ayudar a la identificación de más subtipos con el consecuente beneficio de terapias dirigidas más puntuales.
Se necesitan cada vez más opciones de tratamiento para luchar contra este padecimiento que le quita la vida a alrededor de 700 mil personas al año. La American Cancer Society enumera nueve áreas de investigación prioritaria en la actualidad relacionadas con el tratamiento del cáncer de mama que incluyen la combinación de ciertos medicamentos (como 2 medicamentos dirigidos, un medicamento dirigido con un medicamento de inmunoterapia o un medicamento hormonal con un medicamento dirigido) para ver si funcionan mejor juntos, la administración de vacunas contra el cáncer con quimioterapia estándar para ver si esto ayuda a evitar que el cáncer regrese después del tratamiento y una evaluación más puntual de la necesidad de quimioterapia para tratar a todas las mujeres con cáncer de mama HER2 positivo.
Precisamente en este último punto, un estudio liderado desde España por el congreso de la Sociedad Americana de Oncología Médica determinó que un tercio de las pacientes diagnosticadas de cáncer de mama HER2 positivo pueden ser tratadas con éxito sin quimioterapia. HER2 es una proteína en el exterior de todas las células mamarias que promueve el crecimiento. Las células del cáncer de seno con niveles más altos de lo normal de HER2 se llaman HER2-positivas.
Estos cánceres tienden a crecer y propagarse más rápido que otros tipos de cáncer de seno, pero responden al tratamiento con medicamentos que tienen como blanco a esta proteína. El estudio se enmarca en la tendencia oncológica a tener cada vez más en cuenta la calidad de vida de las personas con cáncer sin comprometer las posibilidades de supervivencia a largo plazo.
Causas y prevención
El diagnóstico temprano sigue siendo la gran oportunidad para vencer al cáncer de mama. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oxford señala que las mujeres a las que hoy se les diagnostica cáncer de mama en etapa temprana tienen un 66% menos de probabilidades de morir a causa de la enfermedad dentro de los cinco años posteriores en comparación con el diagnóstico que se recibía hace 20 años. El estudio fue financiado conjuntamente por Cancer Research UK, el Centro de Investigación Biomédica NIHR Oxford y la Universidad de Oxford.
La detección oportuna es fundamental y en los últimos tiempos un área de estudio donde se ha avanzado es en la creación de pruebas no invasivas que evalúen con mayor rango de certeza la predisposición de un individuo a ciertos cánceres. La más reciente (Invitae) en ser aprobada por la FDA está diseñada para mutaciones hereditarias de línea germinal. Esta prueba es capaz de analizar, mediante el uso de secuenciación de genes de próxima generación, genes que se sabe están asociados a un riesgo elevado de cáncer de mama, como BRCA1 y BRCA2. Su precisión es del 99%.
Otras líneas de investigación sobre el origen de la enfermedad incluyen investigaciones para identificar cambios genéticos, pues algunos cánceres de seno se presentan en familias, pero muchas de las mutaciones genéticas que causan estos cánceres de seno aún no se conocen. Los científicos también están explorando cómo las variantes genéticas comunes (es decir, pequeños cambios en los genes que no son tan importantes como las mutaciones) pueden afectar el riesgo de padecer cáncer de seno. Por lo general, las variantes genéticas tienen un efecto modesto en el riesgo por sí, pero al juntarse podrían influir más.
Según cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), hay más de 200 mil nuevos diagnósticos de cáncer de mama en Latinoamérica y casi 70 mil muertes anuales. Otra de las cifras más alarmantes es que 32% de las cifras de incidencia de cáncer de mama en nuestra región son en mujeres menores de 50 años, por lo que muchas investigaciones se han focalizado en las razones de la aparición temprana de casos de cáncer.
Según reportes de la OPS, en México y en Latinoamérica esta tendencia apareció hace alrededor de 15 años, pero se consolidó la información hace una década. Están apareciendo formas tempranas de cáncer de mama incluso por debajo de los 40 años, que en algunos casos se asocian con la forma más agresiva que es el triple negativo y suelen tener mutaciones en el gen BRCA-1, famoso porque se asocia al cáncer hereditario, pero estas formas no son hereditarias.
Los esfuerzos científicos han avanzado, pero el camino para que los hallazgos en laboratorio migren a la vida cotidiana aún es largo, por lo que la ciencia debe de ir de la mano de la responsabilidad personal por la autoexploración y los chequeos médicos que puedan mantener la lupa muy abierta sobre esta enfermedad.