*El empresario teatral se representó en el Teatro de la Ciudad ante el público asistente y butacas reservadas a estrellas del espectáculo
Agencias
Ciudad de México
German Valdés Tin-Tán, Katy Jurado, Pedro Armendáriz, y hasta Rocky Balboa vigilaron la sana distancia en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
Sobre el escenario, el elenco de la puesta El empresario teatral, de Mozart, salió portando cubrebocas que jamás se retiró y en las escenas donde normalmente se saludarían de mano sólo hacían el movimiento advirtiendo que no deben hacerlo.
La ópera gira sobre Don Escrúpulos, un empresario que ha padecido varios descalabros económicos, sin presupuesto, y que es ratificado en su cargo como director de la compañía de ópera de Salzburgo.
Pero al montar una nueva obra recibe las presiones de un banquero para a colocar a dos mujeres en los personajes estelares.
“Nos han encomendado estrenar después de la pandemia”, dice uno de los personajes principales a otro al inicio del montaje, actualizado a la época sanitaria.
Frida Chacón, productora de la obra, señaló que se adaptó la obra en sus diálogos para hacer referencia a la nueva normalidad.
“Y se hizo un trazo artístico para que los actores tuvieran la sana distancia, estaba prohibido tocarse y estar cerca uno del otro”, detalla.
Para marcar las butacas que los asistentes no podían ocupar durante la función, se colocaron hojas con los nombres de estrellas del cine, de teatro y de la carpa mexicana, aderezados con una frase que los caracterizaba.
“¡Ahí nomás!, ¡méndigo!, ¡nunca me hagas eso!”, acompañaba la imagen de Antonio Espino y Mora Clavillazo, protagonista de varias comedias fílmicas.
Siguiendo las indicaciones sanitarias a los cerca de 100 espectadores se les tomaba a su llegada la temperatura y proporcionaba gel.
El recinto estaba disponible para 300 personas, 30% del aforo total, permitido por las autoridades capitalinas.
Adentro de la sala se podían sentar juntas máximo dos personas, dejando dos butacas libres a los lados.
En los palcos, con capacidad para cuatro asistentes, se redujo a la mitad la misma. Las puertas del recinto permanecieron abiertas para la circulación del aire.
“Por favor porten bien el cubrebocas durante toda la función, tapando nariz y boca”, se oyó en las bocinas, previo a dar la tercera llamada.
Fueron tres semanas de trabajos vía zoom y luego cinco reuniones presenciales para el estreno.
“Los cantantes de ópera expulsan muchas partículas de saliva, entonces usa los N95 por seguridad de todos”, detalla Oscar Tapia, director de la obra.
El empresario teatral se presentará los próximos sábado y domingo.