24 de Noviembre de 2024

Montserrat Oliver, de la crisis al orgullo

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  • Debajo de la superficie se ocultan las historias de los momentos de su vida que la retaron y al mismo tiempo la moldearon hasta convertirla en la role model que muchos reconocen como ejemplo de orgullo.

El Universal
CIUDAD DE MÉXICO

A primera vista, Montserrat Oliver ofrece una imagen de mujer todopoderosa y digna de admiración. Pero debajo de la superficie se ocultan las historias de los momentos de su vida que la retaron y al mismo tiempo la moldearon hasta convertirla en la role model que muchos reconocen como ejemplo de orgullo.

Muchos te consideran privilegiada y que, por esa razón, has tenido un camino más sencillo que los demás. ¿Qué opinas?

Nací en una familia de clase media en la que mis papás se esforzaron mucho por darnos una buena educación, pero al llegar la hora mi papá me dijo que no podría pagarme una universidad. Me busqué una beca y me gradué de licenciada en Diseño Gráfico. Empecé a modelar, a trabajar, y a luchar por lo que quería porque definitivamente no nací en una cuna de oro.

¿Entonces dirías que eres una mujer resultado de la tenacidad y esfuerzo?

Cuando tenía vacaciones del colegio, mi mamá desde el día uno me decía que no iba a estar sin hacer nada. Yo le decía que cómo me iba a poner a hacer cosas si ya los tenis se me habían roto. Su repuesta era que me comprara otros y cuando yo le preguntaba que con qué dinero, ella me respondía que me lo ganara trabajando.

Me ofrecía pintar una barda o arreglar algo en la casa y, con lo que me pagaba, me compraba los tenis. A mí, desde chiquita, me enseñaron el valor del esfuerzo.

¿Qué mensaje le envías a las personas que ven en ti un ejemplo?

Que hay que esforzarse. Los sueños se hacen realidad, pero hay que trabajar para conseguirlos. No importa si caes una, dos o mil veces.

¿Cuál ha sido tu momento más retador?

El mayor reto es ser mujer. Desafortunadamente, por mucho que hayan cambiado las políticas y la ideología y las conductas, hay pensamientos que permanecen.

De aquella Montserrat de 15 años a la que le decían que ‘calladita se veía más bonita’, que se parara frente a la cámara y modelara sin decir una sola palabra, a la que soy hoy, ha habido mucho trabajo de maduración y crecimiento emocional para alzar mi voz.

Por otro lado, está el tema de que primero me casé, luego me divorcié y luego cambié de rumbo. Esto por la necesidad de aceptarme con otra orientación sexual y tratar de enfrentar el miedo a que me juzgaran, me señalaran y me etiquetaran únicamente a partir de esa característica, dejando de lado todo lo que soy.

Mi momento de aceptación fue uno de los más retadores de toda mi vida. Me costó mucho trabajo. Fue doloroso, pero ahora soy feliz.

¿Qué valor le das a tu apariencia física?

Creo que el problema es que te vean como un objeto y que se creen una opinión de ti solo por cómo te ves. Dicen que el físico te abre las puertas, yo diría que sirve para que te dejen pasar más rápido en el antro, pero también te encasilla y te quita oportunidades.

¿Dirías que no le temes a los años sino que los aprovechas?

Cada vez te vas conociendo mejor y trabajando por lo que quieres con mucha más seguridad. El tener caídas y darte cuenta que, una vez que te levantaste, eres capaz de salir adelante, agarrar fuerza y ver que todo mejora eventualmente, te hace valorar la experiencia y los años.


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