Lupita Alor Vázquez
Cosoleacaque, Ver.
El don para crear y moldear figuras de barro lo tiene en las manos, nativa de San Antonio, congregación de Cosoleacaque Margarita González Santiago aprendió desde pequeña de su mamá viendo como daba forma a figuras que luego cambiaba en el trueque.
Alfarera por herencia, realiza figuras que gustan al público conocedor y que aun valoran este ancestral oficio, hecho a base de barro puro combinado con arena.
El proceso es muy fácil, primero recolectar la materia prima que es el barro, ir hacia la orilla del rio no implica costo pero si mucho esfuerzo ya que el transportarlo es pesado, utiliza bolsas de saco o tambos de veinte litros para llevarlo a casa.
Ahí, en una tina de plástico lo amasa junto con la arena y agua, hasta que se compacte, una vez logrado el punto se empiezan a formar los recipientes, después de “queman” o cosen en la lumbre.
Doña Margarita, --nos cuenta muy contenta este procedimiento--, señala al fondo de su vivienda refiriéndose a su mamá “ella me enseño”, orgullosa vuelve a recalcar “aprendí de ella”, sentada en una silla de madera, sosteniendo un bastón que la hace fuerte está doña Hermenegilda, una anciana de más de 80 años de edad nos mira, contenta de escuchar la plática de su hija.
Interviene, “yo hacía ollas grandes, señala con sus manos, la extensión de las que antes utilizaban para coser el mole u otras comidas para festividades del pueblo”.
La alfarera sigue el relato: los materiales que utilizo todos son naturales, ninguna herramienta hecha por el hombre, solo una cuchara o alguna cascara de almeja para alisar las piezas, y luego ponerlo a secar, el tiempo que utilizo para hacer cada uno es poco, media hora o a lo mucho una, en un día logro hacer 5 piezas o mas dependiendo del tamaño.
“Mi mamá hacia trueques, con los vecinos de la comunidad, por ejemplo cambiaba maíz por ollas de barro, o huevos de gallina para nuestra alimentación, antes teníamos esa costumbre, que aun no pasa de moda, ya que la vida está muy dura” refiere Margarita.
En San Antonio, Congregación de Cosoleacaque, aun tienen costumbres que pese al ritmo de las transformaciones del mundo y País aun no pasan de modo, son tradiciones muy arraigadas que datan desde los abuelos, el “trueque”, es una cultura ancestral que se sigue practicando entre los pobladores de este lugar.
Por lo menos en el caso de doña Margarita, que la situación económica la ha llevado a realizar esta labor para sacar a sus hijos adelante en compañía de su esposo, que hace labores del campo.
La Congregación de San Antonio, que está a unos 15 kilómetros de la cabecera municipal, tiene pobladores como la familia González Santiago que se dedican a la alfarería, en viviendas de 8 a 9 personas para ser exactos.
Y que comúnmente expenden sus productos hechos a mano, moldeando las ideas que la lejanía de la modernidad crean, realizados en los patios de sus casas inspirados por el cantar de los pájaros y con el olor a leña, o quizá de la vasta vegetación que existe, sin contaminación y con el humo de sus fogones como testigos realizan una actividad que se va perdiendo poco a poco.
Pero con una sola intención de sobrevivir de manera honesta y honrada a la crisis económica que se vive en el País, Estado y Municipalidad, la convicción es una, de crear una fuente de trabajo que les reditué ganancias para el beneficio de sus familias y poder sacar a los hijos adelante.
Llegar al lugar, y buscar a la alfarera y su familia no es nada fácil, transportarse de un vehículo a otro requiere tiempo, el camino es solitario pero atractivo por la hermosa vegetación que ofrece la zona rural de Cosoleacaque, en todo el camino se cuenta con pavimentación de su carretera, a lo lejos se ven el humo de las casas que están con sus fogones preparando la comida del día.
El momento de llegar al destino es más que grato, ser recibida con amabilidad, sonrisa y gusto es más que satisfactorio, degustar una taza de café acompañada de una buena charla de anécdotas, es poder plasmar una historia de vida muy fácil de describir.
Una vez convertida las ideas en acabados y formas en comales, figuras para bodas, quince años, o bautizos, cantaritos, cajetes otras más utilizadas para floreros, o sahumadores, pequeños tazones o tazas para el café. Es hora de esperar que llegue una invitación para asistir a un evento como feria o exposiciones para poder exhibir el maravilloso arte de figuras de barro hecho a mano.