Carolina Hernández viaja diariamente de Mecayapan a Cosoleacaque con la finalidad de vender sus productos del campo y llevar el sustento del hogar.
Lupita Alor Vázquez
Cosoleacaque, Ver.
Nativa de Huazuntlán, localidad perteneciente a Mecayapan, doña Carolina Hernández González, llega al mercado Rafael Hernández Ochoa de Cosoleacaque primero a esperar al vendedor que les surte de verduras y luego a ofrecerlas para el sustento diario.
Carolina se levanta desde las 4 de la mañana para iniciar sus actividades, con la firme intención de acabar con toda la venta del día y poder tener para su manutención y la de su familia, amablemente platica de su devenir de la semana.
“Nos hacemos poco tiempo, con el taxista que contratamos para que nos traiga, venimos cuatro personas y cada uno paga 70 pesos, esto pago todos los días, con la ilusión de venir y vender todo lo que ofrezco a mi clientela que entre verduras y frutas se me pasa el día”.
Con una amena sonrisa y la humildad acuesta siguió la charla, “soy de la religión Pentecostés, pero eso no me quita como mujer venir y trabajar diariamente en este mercado, que desde hace 14 años me dan un lugar para expender mis productos”.
“Aquí vendo aguacates, chayotes, cilantro, caballazo, mangos, platanitos, quelite, chipile, chiles entre otras cosas, que puedes ver aquí, vengo para Cosoleacaque porque en Mecayapan no hay modo de vida, no hay mercados y no hay gente que compra o que consuma todo lo que aquí vendo”.
Doña Carolina a sus 55 años de edad, dijo sentirse aún con fuerzas para seguir luchando ya que la economía está muy mal, ahora no nos alcanza con 100 pesos, se gastan enseguida, “me acuerdo que antes vendíamos más y todo era más barato pero ahora nos cuesta trabajo”.
Está muy baja la venta pues en las vacaciones así se pone la situación, los días más fuertes son los fines de semana sábado y domingo, que las amas de casas vienen con sus esposos y a veces con los hijos y se ve mucha gente.
Sus primeros tres hijos, la abandonaron junto con el marido hace varios años, ahora rehízo su vida y es muy feliz pero igual tiene que seguir trabajando para sostenerse.
Esta humilde señora agradeció a las autoridades porque la dejan seguir llegando al mercado y pueda vender sus productos y comentó que es poco lo que le cobran por el derecho de piso, pero ya tiene su lugar fijo para seguir en la lucha diaria.
