Lupita Alor Vázquez
Cosoleacaque, Ver.
Mientras las nuevas tecnologías van avanzando, en la zona serrana del sur de Veracruz, aún existen las llamadas parteras, en su mayoría son personas de la tercera edad que ayudan al nacimiento de recién nacidos.
Principalmente esto se da en los municipios de Pajapan, Tatahuicapan, Mecayapan y Soteapan, mismos que preservan sus tradiciones y costumbres, entre ellas el papel fundamental que juegan las matronas o parteras.
Suele ser de vital importancia la labor de estas mujeres, en su mayoría de edades avanzadas, que a lo largo de sus vidas han contribuido a los nacimientos en las comunidades, donde en años anteriores la institucionalización sanitaria era casi nula.
Es por esta razón que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declara el 5 de mayo, Día Internacional de la Partera. Sin embargo, hacia esta zona de nuestro Estado y país, nadie se ha dignado a reconocer esta labor tan imprescindible, tanto moral como económica. Tal parece que esto sólo lo hacen los familiares involucrados en los nacimientos.
Labor que para nada resulta sencillo, si tomamos en cuenta que la actividad de estas especialistas empíricas no se limita simplemente a la asistencia materno-infantil, sino que abarca situaciones ginecológicos, que pueden considerarse causas de esterilidad, además de otras demandas de atención que pueden afectar al recién nacido como son: susto, mal de ojo, entre otros.
En este sentido resultaría trascendental el apoyo por parte de los servicios de salud pública, referente a la capacitación constante de estas valiosas mujeres y no de forma esporádicas, como se han venido haciendo actualmente. Tomando en cuenta la deficiente cobertura estatal y nacional de la medicina institucional en la atención materno-infantil.
Y considerando que las parteras suelen ser el único recurso especializado existente en estas zonas marginadas, y además por la lejanía que existe entre los poblados y los hospitales.
Debería el Estado retribuir económicamente a las parteras por tan importante labor. Además de invertir en la capacitación y formación, considerando que pueden coadyuvar con la medicina institucional y ayudar a evitar las muertes maternas así como de recién nacidos, que se registran por la falta de trabajadores de salud calificados y reglamentados.