CHRISTIAN CUEVAS
Acayucan
El trabajo de mujeres que confeccionan rebozos, fajas, refajas y demás telares es una acción que han venido realizando de generaciones tras generaciones en sus pueblos natales, y que ayer pudieron ser conocidos al iniciar el festejo de los 35 años de la Unidad de Cultura Populares en Acayucan, que es la pionera en todo el país de la promoción de la cultura,
Francisca Hernández Pérez, asegura que no hay mejor manera de celebrar el día internacional de la mujer, que mostrando el orgullo de sus raíces, lo aprendido por sus familiares que es el arte del telar.
“Trabajamos en el telar de cintura somos creadoras de rebozos, fajas, rebozos, refajos mantelitos blusas, trabajos típicos, es parte de nuestra cultura y de nuestra indemnidad de mujeres indígenas. Aunque en la actualidad tenemos problemas porque el algodón muy poco se siembra ellos tienen años rescatando este trabajo el telar de cintura que todo es hilado ahora se compra el material que antes se sembraba, es poco lo que se le gana a lo que hacen todo es caro y como es laborioso por eso queremos rescatar para que lo reconozca el gobierno para que valore el trabajo que hacemos no se utiliza maquina se trabaja con pura mano”, mencionó Hernández Pérez.
Las mujeres en al zona indígena de Acayucan y de Soteapan, realizan esta práctica y reciben tal vez un pago no muy justo, pues a pesar de que son estas unas verdaderas obras de arte en ocasiones suelen comprarle sus creaciones a precios más bajos.
“Se tarda en hacer un reboso 15 días, el refajo un mes tiene un costo de hasta 2 mil 500, las bolsa trescientos pesos, son precios variados aunque en ocasiones quieren comprarlos a un menor costo, pero la gente debe de reconocer el trabajo y más de las mujeres indígenas”, expresó Hernández Pérez.
Explica que las nuevas generaciones se han dado tiempo de aprender estos oficios, e incluso se promueve el taller en donde participan habitantes de toda la región su de Veracruz, en especial de la sierra.
“Con este oficio llevo veinte año, tengo un grupo de 30 mujeres ahí los jóvenes están aprendiendo y se les enseña si es que se tiene el material. Es una herencia estoy orgullosa de trabajar el telar ya que me lo enseñó mi abuela, y estos talleres son un momento para poder vender nuestros productos, en incluso de las alumnas”, añadió Hernández Pérez.