10 de Octubre de 2024

La violencia se agrava

Agencias

Kabul

“Las madres estaban desesperadas, las golpeaban los talibanes. Gritaban ‘salva a mi bebé’… y nos arrojaban a sus bebés. Algunos cayeron sobre el alambre de púas. Fuer horrendo lo que pasó. Al final de la noche no había un solo hombre entre nosotros que no estuviera llorando” relató, sombrío, un oficial del Regimiento de Paracaidistas.

Escenas de brutal violencia se desenvolvieron en las rutas hacia el área militar del aeropuerto de Kabul donde miles de personas, en peligro de ser víctimas de los yihadistas, eran llevados hacia lugares seguros por los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países.

La entrada al hotel Baron, cerca del aeropuerto de Kabul, se ha convertido en el punto focal de reunión para los afganos que buscan refugio en Gran Bretaña. Las rutas también llevan a instalaciones de otros países que realizan evacuaciones, y la cantidad de personas desesperadas por huir se incrementa a diario. Tienen la esperanza de llenar los requisitos para abordar esos vuelos, y no lograrlo los llena de desesperación y enojo.

Existe otro elemento combustible en este estrecho y polvoriento camino regado de piedras: los combatientes del Talibán están a solo unos metros de las tropas británicas del Regimiento de Paracaidistas y las Fuerzas Especiales; están separados solo por por alambre de púas y una barricada de vehículos militares.

También están a la vista de los yihadistas tropas extranjeras, incluidas Fuerzas Especiales de Estados Unidos, Francia, España, Turquía y Polonia. Están aquí para recoger a su gente y devolverla por avión a estos países, pero que saben que en un momento dado podrían ser llamados a combatir.

Algunos talibanes están parados, en grupo, a mitad del camino con rifles Kalashnikov AK-47 en las manos. Ellos son quienes verifican los papeles de la gente que llega al camino. Rechazan a algunos. Pero más allá de gritos de enojo y miradas duras hacia los británicos, no hay hostilidades tras la noche de disturbios.

Son comunes los disparos repentinos. Ayer en la tarde los guardias en los hangares de aeropuerto abrieron fuego luego de que los talibanes mataron a un hombre. También hay frecuentes ráfagas de disparos al aire para dispersar a las multitudes, que ya han causado heridos.

En un retén talibán a la entrada del camino se ha vuelto conocido por la saña de sus encargados, quienes han golpeado a afganos, y les han roto sus pasaportes y documentos. Ellos son a los que se atribuye haber provocado los enfrentamientos de la noche anterior, y que fueron tan graves que los aviones militares comenzaron a volar bajo y se prepararon para abrir fuego.

“Esto fue lo que me hicieron”, dijo Amir Ackhbar Mohammed, al mostrar moretones en ambos brazos y su hombro derecho. “Estaba con mi familia. Uno de los talibanes se enojó por algo que dijo mi esposa y empezó a golpearla con un palo. Me lastimaron porque traté de protegerla. El hombre quería pasar por encima de mi para seguirle pegando. Parece que les gusta golpear a las mujeres”, afirmó.

Shahanaz Nahimi llegó a la entrada de el hotel Baron con su hermano de 23 años, Shafitullah. Lograron llegar a Kabul después de que su hogar en Baghlan fue destruido por los insurgentes quienes mataron a otros dos de sus hermanos: Basitullah de 15 años y Akhitullah, de 28.

La señora Nahimi y su hermano, al parecer, no tienen visas ni otros documentos que les permitan reinstalarse en el extranjero. “Pensé que si llegábamos aquí tendríamos la oportunidad de que algún país nos reciba”, explicó. “Nuestra familia ha sufrido. Tenemos pruebas de que el Talibán nos tiene en la mira y tratará de lastimarnos de nuevo”.


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