- La fiebre por huiro trajo consigo un mercado negro en que recolectores furtivos ingresan hasta los bosques submarinos para cortar el alga y venderla de manera clandestina.
El Universal
CIUDAD DE MÉXICO
La exportación de algas desde Chile y Perú hasta China se duplicó después de la pandemia. Esto llevó a que miles de personas hayan formado pueblos costeros atraídos por la nueva "fiebre marrón". Pero el aumento de la demanda China por este recurso utilizado en la industria cosmética y alimenticia, también está arrasando los bosques de algas, lo que impacta a todo el ecosistema. Estos bosques son las "guarderías" de peces, moluscos y crustáceos, además de uno de los principales sumideros de carbono del mundo.
La fiebre por huiro trajo consigo un mercado negro en que recolectores furtivos ingresan hasta los bosques submarinos para cortar el alga y venderla de manera clandestina. Esta sobreexplotación de los bosques genera daños a todo el ecosistema, debido a que son las "salacunas del mar". Pescadores y científicos buscan formas de extraer sustentablemente el recurso y a la vez resistir futuros peligros, como el cambio climático. Súper algas cultivadas en laboratorio podrían ser parte de la solución.
Con las marejadas se sueltan los huiros más grandes de los bosques submarinos y llegan flotando hasta la costa.
En el villorio Caleta Errázuriz, en la Isla Santa María, en la costa del Desierto de Atacama, la mayoría de los recolectores de algas son mujeres. Por eso casi siempre la presidencia de la agrupación ha estado al mando de una mujer y eso llevó a que el poblado sea conocido como "la caleta de las matriarcas". Samira es la presidenta: "Cuando barretean, demora en crecer y nos quedamos sin huiro por mucho tiempo (…) cómo vamos a querer que se acabe si de esto vivimos".
La demanda por el alginato
"Consumimos alginato desde que nos levantamos y nos colocamos shampoo en la ducha, hasta que nos tomamos una cerveza por la noche", dice Julio Vásquez, biólogo marino e investigador de la Universidad Católica del Norte, quien ha sido llamado "el evangelizador del huiro".
"Los bosques de algas son refugio, alimento, áreas de protección y de desove de un montón de moluscos, peces y crustáceos; son como edificios para los humanos, que si los destruyes, dejas a todos los moradores sin casa.
"Nosotros recomendamos a los pescadores que se extraiga una planta de huiro de cada tres, para dejar un espacio para los nuevos ejemplares y así el bosque se vaya renovando".
Reforestar el mar
Una de las propuestas surgidas desde la ciencia, es el repoblamiento con algas pardas para ayudar a la recuperación de los bosques marinos depredados. La iniciativa trabaja con una solución basada en la naturaleza, pues usa algas que de manera natural se combinaron con otras variantes de la misma especie (quimeras). Esta asociatividad las hace más resistentes al cambio climático, al oleaje e incluso serían capaces de generar más biomasa. Algo así como unas súper algas.
La doctora Alejandra González, del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Chile, explica: "A veces la academia se mete en las comunidades sin hacerla parte, pero en este proyecto ellos son parte de él y nos han ayudado mucho con su conocimiento en terreno para saber dónde es mejor plantar".
Raúl Julio es presidente de una asociación de pescadores en Totoralillo Norte, una caleta ubicada en la Región de Coquimbo, norte de Chile, e indica que "queremos seguir trabajando con los científicos, porque nos gustaría que en un futuro podamos hacer agricultura con las algas. Es que como pescadores tenemos que hacernos cargo también de cultivar y de cosechar, para no ser sólo depredadores".
Los indefensos bosques subacuáticos
La demanda china por las algas marinas ha propiciado una sobreexplotación de este recurso en Perú y nada o nadie parece poder hacer frente a la depredación.
Las especies de algas pardas (sargazo, huiro y aracanto) son ricas en alginato, una suerte de espesante o gel natural que las industrias chinas utilizan en diversos productos, desde cosméticos y fármacos hasta conservantes alimenticios, textiles y fertilizantes. Y la naturaleza ha bendecido al sur peruano y el norte chileno con todas las condiciones para que en sus aguas proliferen inmensos bosques marinos.
Antes de 2000, en Perú las algas no generaban interés entre los pescadores artesanales del litoral. Pero poco a poco se han convertido en una fuente importante y hasta primordial de ingresos para muchos de ellos. Quienes ahora se han especializado en su extracción utilizando técnicas ilegales como el barreteo, ganzúas o buceando en el fondo marino. Esto a pesar de que la ley peruana sólo permite la recolección de lo que el mar vara en las playas. De esta forma están afectando el delicado balance del ecosistema del que dependen mariscos, moluscos y peces.
Sixto Rojas es un dirigente de los pescadores artesanales de la provincia de Caravelí, en el norte de Arequipa. Desde 2008 el incremento del precio de las algas provocó un boom; las algas exportadas pasaron de un promedio de 393 dólares, entre 2001 y 2007, a 650 dólares la tonelada.
"Esas algas que enviamos regresan en forma de productos procesados que cuestan miles de veces más. Sacan cosméticos, fármacos y hasta fertilizantes", añade Sixto Rojas. El crecimiento del negocio provocó una proliferación de empresas que se dedican exclusivamente a acopiar y picar las algas.
Una cadena de ilegalidades
El total de las exportaciones de algas marinas en 2022, según el registro de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria y Aduanas (Sunat), fue de 50.635 toneladas. Esto es 14% más que lo exportado en 2021 y 40% más que lo exportado en 2020. Y sin ir muy lejos, es casi el doble de lo que se exportó en 2017.
Este rápido crecimiento en las exportaciones se debe a dos factores, explica el dirigente Sixto Rojas. El primero es la disposición de los algueros por depredar todas las algas que puedan mientras el precio lo justifique. Y el segundo son las empresas que procesan y exportan las algas sin importarles su procedencia.
Luci Córdova es una pobladora del distrito de Chala. No es pescadora ni alguera reconocida por las asociaciones locales. "Como no estamos registrados, los algueros nos quitan las algas que obtenemos y nos botan. Al final sólo recogemos los desperdicios, lo que a ellos no les importa. Hemos pedido que nos dejen entrar en la asociación, pero piden mucho dinero y nos rechazan. Ya se han adueñado de las playas y también sabemos que van a las caletas, donde es difícil acceder y depredan. Nosotros no, sólo recolectamos".
"Los acopiadores llevan a las plantas picadoras, que blanquean las algas", explica el dirigente Sixto Rojas.
Se refiere a que son empresas y Organizaciones Sociales Pescadores Artesanales (OSPAs) las que emiten certificados de procedencia para legalizar las algas que los acopiadores les venden. Así confirman funcionarios del gobierno regional de Arequipa, como el subgerente de Pesca, Omar Paz Valcarcel, quien señala que se hace por falta de fiscalizadores en sector.
Una de las empresas que tiene esas malas prácticas es Globe Seaweed International SAC, de capitales chinos y es la principal exportadora de algas marinas. Desde 2005, cuando empezó a operar, ha enviado más de 191 mil toneladas hacia China. En sus 18 años de vida, Globe Seaweed International fue sancionada en siete oportunidades por el Ministerio de la Producción por entregar información falsa o incompleta sobre operaciones, impedir labor de fiscalizadores, realizar operaciones pesqueras sin autorización y procesar algas sin certificado de procedencia.
Una salida con valor agregado
Mientras en Arequipa e Ica los algueros, acopiadores y empresas depredan bosques de algas marinas para hacer crecer sus intereses, en la región Moquegua, en el puerto de Ilo, el panorama es distinto; hay tres asociaciones de algueros que tienen 35 miembros registrados, quienes realizan labor de recolección cumpliendo estrictamente disposiciones que señala ley de aprovechamiento de algas marinas, que dispone que sólo pueden aprovecharse las algas que el mar vara de forma natural.
En el distrito arequipeño de Chala, el dirigente Sixto Rojas sueña con que algún día sus paisanos y las autoridades regionales implementen un programa de cultivo de algas para darle valor agregado y generar una pequeña industria para la venta local y, por qué no, para la exportación.
*Este proyecto fue elaborado con el apoyo del Departamento de Educación Científica del Instituto Médico Howard Hughes