24 de Noviembre de 2024

CASCABEL AL GATO / La nueva Secretaría es un cambio profundo / Adrián Velázquez Ramírez

columnas heraldo

El jueves pasado Claudia Sheinbaum anunció la creación de la nueva Secretaría de Ciencias y Humanidades, misma que absorberá las funciones que hoy cumple Conahcyt. Su titular será la Dra. Rosaura Ruiz Gutiérrez, científica de probada trayectoria que cuenta con el reconocimiento de la comunidad académica.

Desde su participación en Diálogos por la Transformación y en el colectivo Ciencia y Academia, Ruiz Gutiérrez empezó a construir los puentes necesarios para darle un enfoque nuevo a la relación entre este sector y la 4T.

La nueva dependencia servirá como puntal de una política de ciencia, tecnología e innovación ávida de una mayor coordinación. Se trata de un cambio organizacional que apunta a lograr mayor efectividad en la inversión federal en ciencia y tecnología.

La idea de incorporar funciones relativas a educación superior apunta reunir en una misma institución a los dos componentes más importantes que tiene el sistema científico del país. A los centros públicos de investigación que hoy tiene a su cargo Conahcyt, la nueva secretaría incorporaría algún tipo de instancia que articule a universidades y tecnológicos, cuya referencia institucional hoy se encuentra en la SEP.

Con esto se resuelve un problema organizacional importante. La Ley en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación que entró en vigor en mayo del año pasado, establece que será el CONAHCYT el encargado de establecer los lineamientos de la política de ciencia y tecnología, así como de coordinar el sistema científico nacional, en donde convergen todas las instituciones que generan investigación y tecnología.

Sin embargo, la mayor parte de la investigación del país se realiza en instituciones de educación superior. Según el último Informe del estado de la Ciencia, Tecnología e Innovación (2021), desde las instituciones de educación superior se ejerce el 46.7% del gasto federal en ciencia y tecnología, mientras que CONAHCYT lo hace con el 31.3%.

De esta manera, la coordinación del sistema nacional de ciencia le correspondía a un organismo descentralizado, que además no es la que mayor presupuesto ejerce en la materia. Con la incorporación de educación superior en la nueva secretaría, se tendrá una incidencia directa e indirecta en estos dos componentes, que en conjunto concentran el 78% del gasto federal en ciencia.

Es cierto que dentro de las instituciones de educación superior se encuentran las universidades, que tienen autonomía para ejercer su presupuesto. Pero tener una referencia institucional en la nueva secretaría, mejorará sustancialmente las chances de una mayor coordinación y un mejor seguimiento de la política científica.

Además de las universidades autónomas, en educación superior también hay instituciones de alcance nacional como el Instituto Politécnico Nacional o el Tecnológico de México que resultan importantísimas para la investigación en el país.

Si bien Claudia Sheinbaum ha descartado que la nueva secretaría implique necesariamente un mayor presupuesto (lo cual sería deseable), la reingeniería institucional permitirá contar con mejores herramientas para que la nueva secretaría realice las funciones de conducción y coordinación de la política de ciencia y tecnología.

POR ADRIÁN VELÁZQUEZ RAMÍREZ

COLABORADOR