La falta de un marco regulatorio en ciberseguridad deja al país vulnerable a una amenaza que no entiende fronteras y sectores
Alejandra Lagunes
En un mundo donde la tecnología avanza a un ritmo acelerado, nos enfrentamos a un contexto de profunda Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad (VICA). Este término, desarrollado por el sociólogo Zigmunt Bauman, refleja el resquebrajamiento de sistemas que antes nos daban estabilidad y certidumbre.
Hoy, la convergencia entre la Inteligencia Artificial (IA) y la ciberseguridad se ha convertido en un tema de alta prioridad, exigiendo la atención y acción de las y los legisladores para proteger tanto a la ciudadanía como al desarrollo económico del país.
El rápido avance de la tecnología está remodelando nuestro contrato social y reconfigurando el poder de las instituciones, obligándonos a replantear la manera en que regulamos y gobernamos. Estamos ante una nueva “Era de la Aceleración de la Disrupción”, donde las tecnologías emergentes como la IA, la biotecnología, la neurotecnologíay el cómputo cuántico no sólo están transformando los modelos económicos, sino que también están redefiniendo el equilibrio de poder entre los actores globales.
La convergencia de IA y ciberseguridad: ¿Aliados o amenazas?
La Inteligencia Artificial, con su capacidad de procesamiento y análisis masivo de datos, representa tanto una herramienta poderosa como un riesgo potencial en el ámbito de la ciberseguridad. Por un lado, nos permite detectar patrones de comportamiento inusuales, mejorar la protección contra amenazas y fortalecer la capacidad de respuesta a incidentes cibernéticos. Por otro, su mal uso podría resultar en ataques automatizados de una precisión y escala sin precedentes.
En México, el Informe de Defensa contra Ciberamenazas2024 de CyberEdge Group reveló que nuestro país se ha convertido en el más atacado del mundo por ciberdelincuentes. Esta situación alarmante pone en riesgo la seguridad de nuestras instituciones, empresas y ciudadanos. Si se midiera como una nación independiente, el ciberdelito sería la tercera economía más grande del mundo, después de Estados Unidos y China.
Los ciberataques en México han crecido 300 por ciento en los últimos cinco años, afectando principalmente a instituciones públicas, bancos, comercios y a las pequeñas y medianas empresas (Pymes).
La falta de un marco regulatorio integral en ciberseguridad está dejando a nuestro país vulnerable a una amenaza que no entiende de fronteras ni de sectores.
Sin embargo, en México llevamos 12 años con un enorme vacío regulatorio en materia de ciberseguridad, con 29 propuestas legislativas pendientes de ser analizadas y discutidas en el Congreso. La falta de consenso ha impedido su avance, generando un alto costo económico y afectando profundamente la seguridad, el estado de derecho digital e incluso el patrimonio y dignidad de los ciudadanos. A nivel internacional, el país aún no se ha adherido al Convenio de Budapest, el principal tratado contra el cibercrimen, lo que limita la cooperación global y deja a México más expuesto a las amenazas digitales.
Por ello, la Alianza Nacional de Inteligencia Artificial busca abordar esta problemática desde una perspectiva integral y colaborativa. Con la participación de expertos y actores clave de la industria, la academia, el gobierno y la sociedad civil, construimos una propuesta legislativa que coloca a los derechos humanos, la ciberseguridad y la confianza digital, en el centro de la estrategia digital del país.
México está ante una oportunidad histórica para avanzar en esta materia. Sin un marco legal que defina responsables, responsabilidades y mecanismos de cooperación, así como una estrategia nacional de ciberseguridad y la política pública que la acompañe, la ciberseguridad seguirá siendo una barrera para la digitalización del país.
Las decisiones que tomemos hoy o no, impactarán a millones de personas. Las decisiones que tomemos hoy o no, cambiarán la vida de generaciones. Pasemos de discursos a los hechos, urge una Ley de Ciberseguridad.
POR ALEJANDRA LAGUNES