16 de Junio de 2025

ENTRE OVNIS Y ALIENS / “Papá en Huelga (y el Multiverso También)” / POR: MARCIANO DOVALINA

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Un cuento de amor propio, calcetines tristes y rebelión galáctica

Todo comenzó un domingo cualquiera, de esos que no tienen nombre ni himno, un domingo con olor a caldo recalentado, a destornillador viejo y a resignación masculina.

Ese día, Don Roque, papá mexicano promedio, 52 años, con panza de sabiduría y cara de “me lo gané trabajando”, recibió su regalo anual:
Un rastrillo y una taza que decía “#1 Papá (según estudios de mi mamá)”.

—¿Y esto qué es? —preguntó Roque, con voz quebrada.

—¡Feliz día, pá! —le dijeron sus hijos, sin dejar de mirar el celular.

—Pero… ¿cuándo es el Día del Padre? —preguntó.

—No sé, creo que cambia cada año… como el clima… o tu estado de ánimo —respondió su hija, viendo TikTok.

Ese mismo día, Don Roque no fue por las tortillas, tampoco prendió el asador, ni arregló el foco del baño.

En cambio, se paró en el Zócalo con un cartón que decía:

“NO ES QUE QUIERA QUE ME FELICITEN. PERO UN DÍA FIJO, CHINGAO.”

La protesta fue ignorada por los medios, hasta que un dron marciano de vigilancia emocional, que monitoreaba la Tierra en busca de dignidad masculina olvidada, transmitió la imagen a todo el universo.

Y entonces ocurrió el milagro interestelar:
Papás de Alfa Centauri, papás crustáceos de Proxima b, papás gaseosos de Saturno (que no se sabe cómo crían a sus hijos, pero les salen buenos), TODOS VIERON A ROQUE.

Y uno a uno empezaron a unirse.

Papás con seis brazos y doce trabajos.
Papás que teletransportaban a sus hijos al colegio sin que nadie dijera “gracias”.
Papás clonados que criaban multitudes sin vacaciones.

¡Fue la primera huelga intergaláctica de padres!

El cielo nocturno empezó a llenarse de naves no invasoras, sino organizadas, no tiraban rayos láser, sino volantes con frases como:

• “Ni choferes ni bancos con patas.”
• “Queremos paternidad emocional, no solo legal.”
• “¡Un día fijo o colapsamos el universo emocional!”

El caos fue inexplicable, sin papás, los universos se desbalancearon.
El WiFi dejó de funcionar (porque lo pagaban ellos).
Las bicicletas no se desatascaron.
Nadie decía chistes malos.
Y las barbacoas del domingo fueron reemplazadas por tofu insípido.

Las madres del universo, viendo que esto ya era una tragedia emocional, convocaron al Gran Consejo del Equilibrio Doméstico, ahí, por primera vez, se decretó:

“El Día del Padre Universal será el mismo día en todo el cosmos, se celebrará con gratitud auténtica, abrazos incómodos pero sinceros, y cero calcetines.”

Ese día Don Roque volvió a casa con una sonrisa, su hija lo abrazó sin WiFi de por medio, su hijo le dijo: “Papá, perdón por pensar que eras un mueble con voz”.

Y aunque al año siguiente le regalaron otra taza, esta decía:
“Papá: Primer Rebelde Intergaláctico”, y en la parte de abajo, grabado con láser alienígena, podía leerse:

“Porque los padres también merecen un día donde no los confundan con el Uber doméstico.”