14 de Julio de 2025

SIN MEDIAS TINTAS / FEMINISMO NO ES MISANDRIA: PENSAR DIFERENTE NO ES ODIAR / CLAUDIA VIVEROS

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En los tiempos que corren, donde el debate se da más en redes que en aulas o cafés, una peligrosa confusión ha ido creciendo como hierba mala: creer que el feminismo odia a los hombres. Es una acusación fácil, repetida con eco y sin reflexión, que desinforma y polariza. Pero es momento de decirlo con todas sus letras: el feminismo no es misandria. Y entender esta diferencia no solo es urgente, es necesario para cualquier sociedad que aspire a la justicia.

El feminismo —bien entendido— no busca eliminar al hombre, ni desplazarlo, ni castigarlo. Lo que busca es equidad. Es decir, igualdad de derechos, de acceso, de oportunidades y de libertades. El feminismo denuncia estructuras históricas que han favorecido al varón en casi todos los terrenos de la vida pública y privada, desde el poder político hasta la división del trabajo en el hogar. Pero eso no significa que todos los hombres sean culpables, ni mucho menos que merezcan odio por su género.

Ese odio, cuando aparece, tiene un nombre distinto: misandria. Y sí, existe. Pero hay que subrayar que no representa al feminismo. La misandria es el desprecio o aversión hacia los hombres por el simple hecho de serlo. A diferencia del feminismo, que es una lucha con sustento social y político, la misandria es un sentimiento visceral, un extremo que en ocasiones se disfraza de justicia pero que, al igual que la misoginia, deshumaniza y simplifica.

¿Existe la misandria? Sí, pero no es lo mismo que el feminismo, Aunque algunos sectores confunden el feminismo con un ataque a los hombres, es importante diferenciar entre un movimiento por la equidad y un sentimiento de odio.

¿Qué es la misandria? La misandria es el odio, desprecio o prejuicio hacia los hombres por el solo hecho de serlo. No es una ideología, ni un movimiento político estructurado, pero sí puede manifestarse en actitudes individuales o discursos extremos.

Ejemplos reales de misandria:

Frases comunes en redes sociales:

 “Todos los hombres son basura.”

 “Odio a los hombres, no los necesito para nada.”

Posturas de grupos radicales:

Propuestas de comunidades exclusivas de mujeres donde los hombres no sean bienvenidos, ni siquiera como niños.

Promoción del rechazo absoluto a cualquier tipo de relación (laboral, afectiva, familiar) con hombres.

Violencia verbal o psicológica por prejuicio de género:

Mujeres que ridiculizan el sufrimiento masculino.

Burlas públicas sobre el suicidio de hombres.

Contenido viral misándrico:

Videos que celebran desgracias de hombres.

Cuentas que promueven el “uso y desecho” de hombres como lema.

¿Es lo mismo que la misoginia?

No. La misoginia es el desprecio a las mujeres con una base histórica, religiosa, política e institucional. Se refleja en feminicidios, leyes discriminatorias, exclusión económica y violencia estructural. La misandria, aunque real, no tiene el mismo alcance ni respaldo sistémico.

¿Y el feminismo? El feminismo busca igualdad de derechos, justicia social y transformación de estructuras de poder, no el reemplazo de un sistema por otro dominado por el odio. Es un movimiento incluyente, que incluso reconoce cómo el patriarcado también daña a los hombres al imponerles estereotipos de fuerza, éxito y silencio emocional.

Por eso, confundir feminismo con misandria no solo es un error, es una trampa. Una trampa que beneficia a quienes desean que todo siga igual. Si cada vez que una mujer alza la voz por sus derechos es tachada de odiosa, de exagerada o de resentida, entonces el mensaje se silencia antes de llegar al fondo. Y eso no es debate, es censura.

La misandria debe ser señalada, sin duda. Pero no como excusa para desacreditar al feminismo. Hay que tener el valor de pensar con matices y no con etiquetas. Porque ni todas las feministas odian a los hombres, ni todos los hombres entienden su privilegio. Pero todos, absolutamente todos, tenemos un lugar en la conversación sobre cómo construir una sociedad más digna para todas las personas. “No confundas la voz que exige justicia con el grito del odio; porque el odio solo destruye, pero la justicia transforma.”