¡Adelante!
José Valencia Sánchez
¿Cumplen Américo, Poo, Yunes..?
Es harto frecuente el que los candidatos se comprometan a lo imposible con tal de ganar una elección y una vez instalados en el cargo no sólo olvidan lo ofrecido ni siquiera reciben o atienden a quienes les otorgaron el voto.
Si las calles están saturadas de baches, el aspirante a alcalde jura y perjura que las arreglará en un santiamén; si le solicitan pavimentación, drenaje, luz, agua potable, limpia pública, vigilancia policíaca o cualquier cosa aunque no sea de su incumbencia o sepa que carece de presupuesto para ello, promete soluciones casi mágicas o milagrosas.
Estos políticos irresponsables, cínicos y demagogos pululan en todos los partidos y han existido en el pasado y el presente, desde alcaldes hasta presidentes de la República, incluidos diputados, senadores y gobernadores.
En campaña se muestran amables y saludadores, se toman la foto con gente humilde y son capaces de acciones y poses que rayan en lo ridículo con tal de obtener el voto, mas apenas se encumbran enseñan su verdadera y arrogante personalidad llena de complejos y sin la mínima vocación de servicio.
En vez de servidores públicos se sienten amos y señores de horca y cuchillo y tratan con desprecio y como súbditos a los ciudadanos. Olvidan que éstos son en realidad los mandantes y no al revés.
¿Cuántos de los 212 que tomaron posesión el primero de enero han empezado a cumplir sus compromisos de campaña? ¿Américo Zúñiga, Ramón Poo, Miguel Ángel Yunes Márquez por mencionar a unos cuantos? Más temprano que tarde el pueblo que por ellos votó, les exigirá resultados y cuentas transparentes.
No basta con escudarse en que sus antecesores dejaron las arcas vacías. Si los anteriores manejaron mal las finanzas, que se les denuncie y finquen responsabilidades. Si los actuales encubren a aquéllos, se convierten en cómplices y estarán defraudando a sus conciudadanos.
No es justo ni ético soportar durante 4 años a presidentes municipales mediocres, ineptos o corruptos que en vez de trabajar se preocupan más por promover su imagen pública, pronunciar discursos insustanciales, huecos, plenos de cifras alegres, a formular anuncios espectaculares de obras existentes sólo en su febril imaginación, tratando de tomarle el pelo al pueblo.
Tenemos la legítima obligación de demandar honestidad, eficiencia y rendición de cuentas a nuestras autoridades. Estaremos pendientes para reconocer el trabajo de los funcionarios cumplidores y exhibir a los incompetentes.