25 de Noviembre de 2024

Salvador Muñoz - ¡De telenovela!

Los Políticos

 

¡De telenovela!

 

Salvador Muñoz

 

Le intriga a la mujer el reiterado tema de la trata de personas así como el de las drogas en ciertos programas del Canal de las Estrellas. Me lo platica. Al final, de cierto modo, coincidimos que no deja de ser bueno que La Rosa de Guadalupe o Como dice el dicho manejen estos temas porque pueden ser tomados por las madres o abuelas como una alerta al cuidado de sus hij@s o niet@s.

La mujer platica que hace poco, en el programa de Laura, una señora de entre el público, sacó una fotografía y pidió a los presentes y al teleauditorio ayudaran a encontrar a su hija y advirtió que no es la única joven que había desaparecido en el programa, Laura Bozzo de inmediato la interrumpió, le dijo que no dijera la ciudad o el estado, que citara el número solamente de las jóvenes desaparecidas. Me cuestiona la mujer del porqué impedir mencionar la ciudad o estado, ella misma se responde: ¿Para evitar la psicosis?

 

“Quizás —le digo—, pero también hay que tomar en cuenta el poder de un programa como el de Laura, imagina que la señora hubiera dicho en Veracruz. Ese comentario no tendría ninguna repercusión publicado en un periódico, pero el hecho es que entre las señoras que ven la tele se encargaran de desperdigar lo que se dijo en tal programa ¡a nivel nacional!”

 

II

Ahora que está en el interés de varios empresarios el adquirir dos canales de televisión abierta, nos preguntamos la señora y yo ¿quién gana con ello? Platicamos que nosotros, el teleauditorio, no, sino ¿por qué entonces pagamos un servicio por cable? Creo que pretendemos algo que ridículamente puedo llamar “televisión de calidad” pero que por lo que se paga, no alcanza para lograr nuestro objetivo. Por ejemplo, ya no tenemos History Channel o Hallmark porque a los señores del cable se les hizo más fácil quitar este canal y meter TV Azteca.

Así que no creo que el empresario que “gane” los dos canales que están en juego invierta en programas de interés como los que pretende Alfonso Cuarón cuando pide televisión de calidad, tanto Azcárraga como Salinas saben que cuando se tiene un canal lo relevante es el rating, sin importar la calidad del contenido, “hacer una televisión para jodidos”, un día enfatizó El Tigre Azcárraga.

 

III

Disfruto las entrevistas de Beto Tavira en Los Despachos del Poder. Se transmite por TV Azteca pero no sé cuándo y a qué hora, porque lo sigo por internet. En esta ocasión entrevista a Álvaro Cueva, crítico de televisión. Como siempre, ágil, amena, divertida y sumamente interesante la entrevista. Álvaro Cueva cita dos puntos que, quizás muchos de los que gustan de leer artículos periodísticos no se hayan dado cuenta por el desprecio que se le tiene a las telenovelas (entre ellos yo): la forma en que éstas se usan con fines políticos y hasta electorales, y el cambio drástico de los personajes principales en el “yo” interno del espectador.

Álvaro Cueva cita que si en la política se trata el tema energético, en la telenovela de horario estelar se ha de sacar a colación el petróleo. Vamos, no hay papel de por medio que compruebe que el gobierno está siendo proveedor de estos mensajes que, se quiera o no, tienen mayor efectividad en penetración que cualquier periódico y hasta pueden ser determinantes en resultados electorales, ¡no sé por qué me acordé de la Gaviota!

Ése fue el primer punto, el segundo habla de la crisis de las telenovelas. El melodrama se estancó. Hay reiteración de fórmulas en las historias pero ahora, lo que está variando es que ya no se piensa en la/el protagonista como el ideal del teleauditorio, sino en la/el villan@. Sí, la gente está identificándose con el “malo” porque tiene la percepción de que sólo así, se avanza.

 

IV

Estoy desayunando y una señora me pregunta si sé por qué se pelearon Galilea y Laura Bozzo, imagino que su pregunta va en el sentido de que sabe que trabajo en un periódico y por ende debo estar enterado de las noticias. “¡Ni idea!” le respondo en aras de cortar la conversación sin parecer grosero ¡y funciona!, en parte, no parecí grosero porque de inmediato la señora arremete contándome que un día antes, los comentaristas de Hoy, programa matutino del Canal de las Estrellas, estaban platicando de ello, pero ya no supo porqué, vuelvo a repetir “¡Ni idea!”, y creo que ahora sí me oí grosero porque la señora ya no siguió con el tema. Dice Álvaro Cueva que su función como crítico de televisión es como el de un proctólogo: trabaja con mucho desecho y a veces se encuentra con una joya, sin ver telenovelas, le puedo asegurar que tenemos trabajos similares.