Los demonios internos
Margarito Escudero Luis
El comportamiento humano representa un misterio tanto para los científicos, como para el propio individuo, que ignora las causas de sus enfermedades, sus conductas o sus resultados.
Es impresionante notar que muchas personas consideran que su comportamiento ante los demás es el adecuado, que supuestamente llevan una vida ordenada y bien vista por los demás, mientras en realidad, al interior viven un infierno.
Los traumas ocasionados desde edad temprana, determinarán el comportamiento futuro. Muchos en el afán de sentirse protegidos, recurrirán a estimulantes externos como el alcohol, las drogas o adoptarán conductas agresivas, sumisas o depresivas ante un problema que no saben cómo enfrentarlo.
Son muchas las personas que sufren en silencio, y este dato puede entenderse si se observa la cantidad de individuos que se han atrevido a pedir ayuda.
En la propia historia de cada quien está la respuesta, pero el cerebro, la mente, el subconsciente, son tan poderosos y capaces de esconder la situación, mientras la persona se destruye a sí misma y causa daños a quienes le rodean.
Entonces es necesario pedir ayuda, pero ahí intervienen otros factores, defectos de carácter, como el orgullo, la soberbia, que no son más que formas disfrazadas de miedo.
Quienes se han atrevido a enfrentarse a sí mismos, han encontrado la paz y tranquilidad necesarias para vivir bien, para llevar una relación armoniosa con la familia, compañeros de trabajo y en general con los demás.
Pero los demonios no se van del todo, quedan encerrados en la nueva actitud del individuo y es necesario estar atentos, conscientes y no dejar de asociarse con aquellos que dieron la ayuda, porque todos están en el mismo tren, todos sufren del mismo dolor y entre todos han podido salir adelante.
LA TORTURA DIARIA
El sufrimiento en solitario no sólo representa la tortura individual, sino que puede llevar a situaciones más graves, pues una imaginación distorsionada puede ocasionar crímenes, asesinatos, suicidios y todo eso puede prevenirse, evitarse, cuando se pide ayuda.
Historia dramáticas se cuentan, historias reales, torturas infinitas que viven ciudadanos invisibles, historias de terror de familias disfuncionales, de padre alcohólico y golpeador, de madres irresponsables, de hijos ingobernables, de desviaciones sexuales aberrantes, en fin, toda una gama infernal que pocos podrán creer, a menos que se atrevan a desenmascarar a sus propios demonios.
Los fantasmas del pasado perseguirán, atormentando con una repetición infinita de situaciones que uno quisiera olvidar, pero ahí está, siempre presente, siempre cruel, siempre doloroso, hasta que en un acto de valentía, uno mismo puede poner fin al sufrimiento, simplemente es necesario pedir ayuda.
La conducta patológica de muchos individuos, nada tiene que ver con hechos sobrenaturales, con brujerías o visitas del más allá. Todo está en la mente, ese es el campo donde la persona debe librar la batalla, enfrentarse a sí mismo, combatir sus fantasmas, con la ayuda de otras personas que ya lo hicieron y salieron triunfantes.
PEDIR AYUDA
Por eso siempre es recomendable la comunicación en la familia, con la pareja, con los amigos, comunicación clara y transparente, que no queden dudas.
Uno debería entender que las cosas que hagan los demás son asuntos ajenos, sólo de los demás y que no deberíamos tener injerencia.
Pero la realidad es que muchas acciones de otros afectarán enormemente, sobre todo cuando se trata de traiciones y engaños, cuando se abusa de la confianza, cuando se provocan decepciones.
Batallar contra eso tampoco es fácil, pues puede causar en la persona afectada, pérdida de confianza en lo demás y lo peor, pérdida de autoestima.
Y ya en ese trance, los síntomas pueden ser muy variados, desde sentir que se es un inútil, hasta suponer que nadie lo quiere, que a nadie hace falta y comenzar a aislarse del mundo, a tener problemas con los demás, en el trabajo, en la escuela.
Y no hay ni pastillas ni jarabes para curar eso, se trata de sacar la casta, el valor y luchar contra uno mismo, reconocer el error y enfrentarlo.
Pero solo no se puede, siempre se debe pedir ayuda, siempre habrá una mano amiga que ayude, siempre hay un lugar a donde acudir.
Si estás en una situación parecida, busca ayuda. No estás solo.
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