El día de ayer, los discursos de la clase política y los titulares de los tres niveles de gobierno de este país, giraron en torno a la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es decir la no violencia en contra del género femenino. En ese sentido, el presidente Enrique Peña Nieto lanzó un enérgico ya basta para que cese la violencia y el maltrato que sufren en este país, donde cada día según cifras del INEGI, son asesinadas siete mujeres.
Más allá del discurso y de programas de utilería y del terreno de lo declarativo, es necesario emprender acciones de fondo desde los altos niveles de la política y la administración publica. Cabe señalar, que han sido los propios políticos que han ocupado los cargos más importantes en nuestro país, quienes desde su investidura se han encargado hacer declaraciones desafortunadas en contra de las mujeres.
como ejemplo, vale la pena recordar aquellas expresión del connotado abogado panista Diego Fernández de Cevallos, cuando fue candidato a la presidencia de la República, que se refería al género femenino como el “viejerío” o el caso de otro distinguido político que fue gobernador de su estado y presidente de la República, don Vicente Fox Quesada, que se refirió a las mujeres de manera peyorativa como “lavadoras de dos patas”, o el más reciente y aberrante caso en la boca de Donald Trump (hoy presidente electo de Estados Unidos) que en plena campaña presidencial y estando en el segundo de los debates se refirió a su contrincante Hillary Clinton, como “una mujer despreciable”.
Hagamos votos, para que el año próximo estemos celebrando que la estadística de violencia de género ha disminuido considerablemente como consecuencia de acciones serias y responsables de los tres niveles de gobierno y la parte que le corresponde a la sociedad. Es tiempo de tomar el toro por los cuernos y de pasar de los ¡ya basta! a la acción concreta.
-Bastante irresponsable es que algunos de los grandes centros comerciales de Coatzacoalcos incumplan con el reglamento de comercio establecido en Coatzacoalcos, al resistirse a invertir en seguridad con sistemas de monitoreo y video-vigilancia.
En primer término, ponen en riesgo a sus mismos consumidores, sus clientes, al no darles garantías a su integridad para que sus compras sean más seguras. La instalación de un sistema con cámaras de video-vigilancia sin duda inhibe la intención de delito, aparte que constituye una prueba fehaciente para integrar las documentales desahogadas ante el Ministerio Público en caso que se haya cometido un ilícito.
El registro de video podría ser la diferencia entre capturar o no al delincuente. Sabemos que el amparo que interpusieron las grandes cadenas comerciales será un proceso que irá para largo, tomará años. Esperemos que finalmente el sistema de derecho se aplique firmemente, y la balanza no se incline hacia los que tienen los grandes capitales.